lunes, 17 de enero de 2011

Messi, Balón de Oro 2010 y nacionalismo



Con ocasión de la reciente elección del ganador del Balón de Oro de 2010, el máximo galardón individual del fútbol mundial, hemos podido comprobar como el público español, barcelonista y no barcelonista, se ponía de parte de Xavi y de Iniesta, frente a Messi. Cierto es que Messi ya lo había ganado en otra ocasión y que, a la vista de su edad e inmenso talento futbolístico, es de prever, salvo algún suceso ciertamente inopinado, que volverá a ganarlo alguna otra vez a lo largo de su carrera futbolística. Y que, además, ya tiene infinidad de reconocimientos. Había, pues, en ese decantarse por los dos candidatos españoles, un cierto elemento de justicia compensatoria, de noble apoyo al más débil, de justicia distributiva, si se quiere. Pero por encima de eso nos encontramos ante una manifestación más del nacionalismo.

Messi, te queremos. Eres el mejor. Cada semana nos deleitas con exquisiteces de tu excelso repertorio de genialidad futbolística. Tu talento ha dado títulos al Barça. Lo ha llevado a la cima de su historia; pero llegados al momento de la verdad suprema, por mucho que te queramos, por mucho que te deban los culés, por mucho que te hayas criado en La Masía, no eres español y no eres catalán. Confieso que me ha dado un poco de pena esa manifestación de nacionalismo y que, mutatis mutandi,  me ha recordado a Osvaldo Ardiles ("Ossie"), el centrocampista argentino de finales de los 70 y principios de los 80, admiradísimo en la liga inglesa, pero que tuvo que dejar el Tontenham Hotspurs por el estallido de la Guerra de las Malvinas. Por encima de todo, era argentino y, por tanto, enemigo, aunque luego volvería a jugar en Inglaterra por muchos años.

Es cierto que llegados a España los tres candidatos, Messi ofreció el Balón de Oro a su afición y acto seguido, ante el Betis, en la ida de cuartos de final de la Copa del Rey, sacó el tarro de sus esencias, y marcó los tres primeros goles del partido, a cada cual mejor. Inmediatamente el Camp Nou coreó su nombre y el público le adoraba inclinándose ante él, ante su inmenso talento, con los brazos estirados. Pero igual que nadie es profeta en su tierra, podemos concluir que nadie deja nunca totalmente de ser extranjero en otra tierra. Los nacionalismos pesan. Con razón los zahiere mi admirado Mario Vargas Llosa que, dicho sea de paso, por muchos reconocimientos que haya recibido en España, por vital que haya sido el papel de nuestro país en la difusión de su obra, no es percibido con igual señal de orgullo por el público que si las biografías de las solapas de sus libros comenzaran por nacido en Segovia (España) en 1936, en vez de en Arequipa (Perú). Algún día, quizás, el mundo se librará de esta arbitrariedad, de esta superchería de las fronteras; pero, a día de hoy, ni siquiera la conjunción de larga convivencia más el genio, literario o futbolístico, pueden con ese prejuicio. Lo atemperan, mas no lo erradican. 


Osvaldo Ardiles (Wikipedia)

domingo, 9 de enero de 2011

Mi primer post

  • Introito 
Si no recuerdo mal, así se llama la primera fase del "juego sexual", según un rancio y aséptico manual de sexualidad, titulado "Sexualidad en el Matrimonio"  -¡faltaría más, no vayan ustedes a pensarse que damos instrucciones para otro tipo de relaciones!- que consulté en la casa paterna en mi temprana adolescencia, tratando de colmar mi curiosidad por la materia y, sobre todo, mi falta de práctica a base de explicaciones teóricas. Tan aséptico era el manual que a duras penas encendía mi imaginación, y con ella más cosas, algo que resultaba bien fácil.
  • Gestación de mi blog
Llevo años pensando en aumentar mis lectores y, sobre todo, en tener a mano una recopilación de lo que voy escribiendo, para conocer mis gustos, manías u obsesiones, lo que ha suscitado mi interés en un determinado momento o lo que opinaba sobre esto o aquello, como el tiempo ha echado por tierra (o confirmado) mis vaticinios o conjeturas y, por qué no decirlo, para no arrojando al ciberespacio alguna que otra muestra de "ingenio y arte" o, al menos, de ciertas inquietudes.

En diversas ocasiones, amigos y familiares me han animado a escribir, a publicar en algún medio. Por el momento, no he pasado de las cartas al director (principalmente en el ABC, que era lo que se leía en casa) de mi adolescencia o de algún que otro artículo técnico-jurídico en prensa económica. Como se publicaban en medios de prestigio y a página entera, aparte de que yo era bastante más joven, no negaré que algo satisfacía el ego, sobre todo, ver el orgullo que ello producía en los familiares más cercanos. Pese a ello, uno sabía que me publicaban porque estaba en un prestigioso despacho de abogados y el socio director de mi departamento sabía bien cómo promocionarse. Pero lo que aquello no colmaba era la creatividad, o las pretensiones de tenerla y las ganas de ejercitarla. 

Así, pues, a falta de mayor fuerza en el empeño de publicar y de fe en el interés que pueda generar en los cada día más escasos lectores de prensa escrita lo que yo pueda decir sobre esto o aquello, me he decantado por esta forma de publicar en régimen de autoservicio que es el blog.

Como no soy precisamente hábil para todo esto de la informática, más allá de lo que el trabajo me ha exigido, hace unas semanas le pedí ayuda a mi hermano pequeño, más ducho en todo este campo, para crear, al fin, un blog, "mi blog". 

El hombre, como pasa siempre con los que saben de algo, lo veía todo facilísimo y me dio unas explicaciones en las que toqueteaba las tecleas a toda velocidad y yo lo miraba con cara de alucinado. Para colmo mi mujer me urgía con que tenía que llevar a la niña a un cumpleaños. Al final la llevo ella, pero mi hermano también tenía que irse, así que yo me quedé igualmente en blanco y le pedí me dejara unas breves instrucciones sobre como acceder a mi blog y empezar cuando me sentara, por fin, a escribir algo. Han pasado varias semanas y el papel ha desaparecido. 

Hoy buscando mi blog en el magma de internet, he localizado otro, de corta vida y recientemente abandonado por su creador, de temática muy parecida (libros, política y fútbol). Veremos si el mío no corre igual suerte. Está claro que su futuro es incierto. Primero porque aunque uno escriba principalmente para uno mismo, por el gusto de hacerlo, si nadie lo lee, puede que termine por sentirse estúpido dedicando tiempo a tan inútil tarea. Intentaré hacer la debida promoción entre amigos y familiares para que este blog tenga alguna que otra visitilla. 

Claro que eso puede conducir a una cierta autocensura. Escribir es desnudarse y eso es algo que, por lo general, cuesta menos ante extraños. Nadie, o casi nadie, va a una playa nudista con su madre, su hermana, el jefe o la secretaria (vaya, esto debe sonar muy machista, bueno pues con la jefa o el secretario). Por profundizar y ser más exactos, uno se desnuda con más facilidad ante quien ya lo ha hecho repetidas veces (normalmente, tu pareja), ante quien mira con ojos profesionales (p.ej. médico), o ante verdaderos extraños y cuando hay condición de reciprocidad (p.ej. una relación sexual esporádica, unos vestuarios o una playa nudista); pero no ante los más allegados (por excelencia, los padres o hermanos, muy especialmente, los del otro sexo). Quizá en Escandinavia, con el rollo de la sauna, o en el seno de una familia naturista sea distinto; pero creo que para el común de los españoles, y de muchos otros países, las cosas son así.

Con esta reflexión sólo quiero decir que uno se vuelve más púdico, se piensa dos veces lo que va a decir, sabiendo quienes son exactamente los que le van a leer y cómo piensan ellos, previendo sus reacciones. Pues bien, lucharemos contra esa tendencia y, sobre todo, por conseguir algún que otro lector de fuera de ese entorno, tarea ardua en vista de la numerosa competencia que hay en la red. La lucha, que no la guerra o el enfrentamiento, nos mantiene vivos, nos dinamiza, nos "energiza" y vigoriza. Cuando digo lucha no me refiero a la guerra, ni al enfrentamiento, dos de los peores productos humanos, sino al esfuerzo deliberado y, más o menos, prolongado, que se orienta a la consecución de un objetivo que consideramos deseable.

Créanme, es una afirmación tajante de alguien con clara tendencia al escepticismo y que no se considera precisamente un luchador. Sí, también están los placeres (una vida sin ellos se me hace cuesta arriba, sinceramente) y, por encima de todo, están las relaciones humanas, singularmente la amistad y, en la cúspide, el amor. Pero el esfuerzo es importante, aunque sólo sea porque nos hace valorar y apreciar más los placeres. Bien, ya he dejado claros algunos puntos de mi credo y manifestado mi inveterada tendencia a ponerme más bien trascendente o, por lo menos, reflexivo y analítico.



  • Despedida (por hoy).
Próximamente, espero, iré escribiendo más post, dedicados a los temas sobre los que, en principio, voy a escribir, como son los libros, el fútbol y la política; pero, que nadie se llame a engaño, este será un blog en el que tendrá cabida cualquier tema que, en un momento dado, pueda sucitar mi interés. de hecho, la política cada día me interesa menos o, por ser más exactos, me decepciona más. Supongo que me entienden. En un país cuyos principales actores en el teatro de la política son Zapatero y Rajoy, en una nación o un Estado plurinacional, o una "nación de naciones", como se ha llegado a decir, donde llevamos más de un siglo a cuestas con el nacionalismo separatista vasco, catalán y hasta gallego, creo que resulta inevitable un cierto hastío político. Bien, creo que por hoy basta.
 
Postdata

Se me ha acercado mi hijo y, como hacen siempre los niños, en pocos segundos me ha hecho las preguntas clave y de forma muy directa, todo digno del mejor de los periodistas:

- Papá, ¿qué estás haciendo? 
- Escribiendo un blog.
- ¿Qué es un blog?
- Como una página web en la que escribes lo que quieres (no se me ha ocurrido mejor definición).
- ¿Y sobre qué estás escribiendo?
- De todo un poco.
- ¿Y para qué?
- Para lo que lo lea la gente (esto le ha provocado una sonrisa orgullosa y un cierto brillo en la mirada y es que, hasta cierta edad, cualquier padre es un gran hombre para su hijo; disfrutémoslo mientras dure).