sábado, 5 de diciembre de 2020

Bienaventurados los puros (y los no tan puros)



Mi padre me dijo “tienes que leer a Knut Hamsun. Es uno de los mejores novelistas que he conocido”. Total, que me informé un poco sobre ese autor del que ni había oído hablar. Una vez más, la crítica confirmó que mi padre tiene buen gusto para la literatura. ¿Qué, has leído ya a Hamsun? —me preguntó en la larga sobremesa del cumpleaños de mi madre. Le gusta compartir sus pasiones y un padre nunca se jubila del todo del oficio  de guiar a los hijos, ni renuncia tampoco a una cierta autoridad, por más que las diferencias se recorten en la edad adulta. De una madre ya ni hablamos. Hijo abrígate bien que hoy hace mucho frío. Y el niño tiene ya sesenta años. Como me esperaba su pregunta le solté a mi padre una respuesta que se daba un aire con la de un político al periodista afín, uno de esos que más preguntar les dan un pasecito para que se luzcan, marquen gol y caiga la primera ovación de la grada. Lo de Felipe II ya cansa un poco y nunca he sabido de dónde viene. ¿De la caza tal vez? Tuve que decirle que, sintiéndolo mucho, no iba a leer jamás nada escrito por el tal Knut Hamsun, que me negaba a leer a un tipo que había dado la bienvenida a la ocupación nazi de su país y le había regalado su Premio Nobel de Literatura nada menos que al monstruito de Goëbbels, el propagandista de Hitler. Cogí tanta carrerilla que si no me llego a frenar se me va un no es no, en esta crisis nadie se va a quedar atrás y hasta que somos una coalición de progreso. Me sentí teatrero y un poco payaso.


Mi padre no es de los que se rinden fácilmente y del cumple de mamá salí con la recomendación de leer a Thomas Mann. En concreto, “La Montaña Mágica” y “Los Buddenbrook”. ¡¿Que si quieres arroz, Catalina?! Mann me sonaba, claro, pero como sabía poco de él eché un ojo a su biografía y lo que se decía de su obra. El burgués de traje y corbata perpetuos, pañuelo impecable en el bolsillo de la solapa, botines de piqué, y padre de seis hijos de una única esposa hasta que la muerte nos separe, sentía una fortísima atracción por los jóvenes de su mismo sexo. Pocos dudaban de que Aschenbach -un maduro y cascado escritor, que es narrador y personaje principal de “Muerte en Venecia”-, que arde en deseo por el jovencísimo y bello Tadzio y se comporta ridículamente como un adolescente enamorado en secreto, tenía mucho del propio Mann. Un deseo que habría reprimido durante toda su vida con expresada nostalgia de la Grecia en que el amor homosexual entre un joven y un viejo no era un tabú -el “Fedro” de Sócrates. El deseo carnal de un viejo por los efebos me provocó reparos, un poco de asco incluso. Aparte, muchos decían que Mann era pomposo y muy pagado de sí mismo. Así que lo de leer a Mann quedó, como poco, aplazado. 


Más o menos por esas mismas fechas, Yvette, mi profesora de francés, me habló de
Céline y su “Viaje al Fin de la Noche”. Y cómo lo decía, Voyage-au-bout-la-nuit, madre mía, bajito, como un susurro y muy bien pronunciado. Sobre todo la nuit, sin té, muda. En su boquita de piñón el francés más que un idioma era un técnica de hipnosis, que te idiotizaba, como le pasaba al tal Aschenbcah con Tadzio, las cosas como son. ¿Cómo dices que se titula, Yvette? Y otra vez el mismo cosquilleo. Después de la breve recomendación, Yvette se despidió con un elegante movimiento de su mano, un levísimo y estiloso “waving” en inglés. En francés, ni idea. En el autobús de vuelta, tratando de aplacar una sucesión de imágenes de Yvette, todas gratas, salvo el beso con su novio, busqué en Internet al tal Céline, Louis-Ferdinand, para más señas. Había coincidencia general en que la novela era una pasada, pero el escritor… Racista furibundo, antisemita y filonazi. 


Decepcionado con Céline cerré Chrome y, a la vieja usanza, llamé a mi novia, cuya voz, entre otras cosas, no tiene nada que envidiarle a Yvette, salvo que ella no pasa del bonjour, je m’apelle Laura, y con una pronunciación manifiestamente mejorable. Quería ir al cine, a ver una de Woody Allen¿Vamos a darle dinero a un tipo que se lió con su hijastra, aún menor de edad y cuarenta años menor que él? Traté de zafarmePero Laura tiene una mente de lo más ágil, sobre todo para detectar y recordar cualquiera de mis contradicciones o incoherencias, como suele decir. Pues la última que vimos en el cine era de Polanski y ya sabías que no puede pisar los EE.UU, porque está acusado de violación de una menor. A mi madre le has regalado una colección de CD’s de ópera de Plácido Domingo y Cervantes, tu admirado don Miguel de Cervantes y Saavedra, con el que tanto me braseas, fue encarcelado por sisar parte de los impuestos que recaudaba y se largó de Madrid por patas rumbos a Italia, después de haber dejado malherido, o más que eso, a un tipo en una reyerta. Vale, vale, te lo compro.


Así que esa noche, en la que Laura borró luego todo rastro de Yvette, vimos la de Woody Allen, como antes habíamos visto la de Roman Polanski. Su madre, pronto mi suegra, me ha dicho que escucha a su Plácido Domingo del alma a todas horas, digan lo que digan de él, que además no está probado y ella no se lo cree. Mi padre está contento de que me haya gustado tanto Knut Hamsun. También me gustó y mucho “la Montaña Mágica”, así que quiero seguir pronto con “Los Bruddenbrook”, otro tochazo. En cuanto a Céline y su aclamado “Voyage au bout de la nuit” (¡upps, se me escapó la té! Lo siento, añorada Yvette), resultó evidente que había sobrevalorado mi francés. Pero irá en la carta a los Reyes Magos, esta vez en español. Lástima que ya no podré hablar de la novela con Yvette. Rompió con el motero malote de chupa de cuero por el que se vino a Madrid y se ha vuelto a Nantes. Una de la clase dice que le han dicho que por ahí se dice que era un maltratador. 

Aunque yo haya escogido el mal camino, sean bienaventurados los puros, los que criban y someten a escrutinio con sus rayos x de la moral, y sólo se tratan con sus iguales. Dios les tendrá que premiar de alguna manera por el rosario de renuncias (y denuncias) que se imponen (y tratan de imponer) por el bien de su conciencia (y la de todos los demás). Si en las redes se les ha ido la mano en su papel de “haters” tal vez una temporadita de purgatorio, premio diferido, toca esperar, pero premio a fin de cuentas.
 
Liberados del yugo del capitalismo, ya superfluo adjetivar el tiempo como libre y, más aún, desposeídos de sus teléfonos móviles, los elegidos podrán entretener la espera de la ceremonia de entrega purgando la laxa lista de los poco rigurosos ayudantes de Dios. Un micromachismo, una apropiación cultural, exceso de desplazamientos en coche; más grave aún, frecuentes viajes en avión, poco uso de la bicicleta, resabios de patriarcado, haber corrido en un encierro, meterse en el mar sin dejar que se haya secado bien el protector solar, pedir bolsas de plástico en el súper o, peor todavía, en el hipermercado, haber financiado con su dinero, de una u otra manera, a los impuros, qué sé yo. Algo habrá que evite que los más puros de entre los puros tengan que mezclarse con quienes podrían contaminarlos. 

Y bienaventurados también los no tan puros. Alegraos y regocijaos porque aunque tal vez pongáis en riesgo vuestra recompensa en los cielos, grande es la que os llevaréis puesta de la tierra viviendo sin corsés, sin tantos escrúpulos ni remilgos, con espontaneidad, tratando de no juzgar en exceso y, sobre todo, porque leéis libros maravillosos, veis películas estupendas, escucháis música admirable sin que os frene que sus creadores sean o fueran así o asá, hayan hecho esto o aquello (o se diga que lo fueron o lo hicieron). Que os quiten lo bailao. Aparte, siempre será Dios quien tendrá la última palabra, por mucho que los enjuiciadores amateurs organicen campañas de concienciación y os monten escraches para que os echen de dondequiera que tan injustamente seáis acogidos.

- Amén.

lunes, 30 de noviembre de 2020

Isabel Díaz Ayuso, Santa y Mártir de Madrid


Foto: Elio Valderrama (Libertad Digital)
Foto: Elio Valderrama. Libertaddigital.

La poco santa alianza que en teoría nos gobierna y, más aún, o menos (santa) todavía, la que nos presupuesta, está regalándole a Isabelita la condición de icono, el papel de heroína. Como la buena ola al surfista buenorro y cool, los contubernios arriba indicados propulsan a Isabelita en su cuesta arriba hacia la santidad y el martiriologio romano. Zancadillas, codazos, palos en las ruedas del carro…
 
La ley como piedra arrojadiza del ego enfurecido y el sectarismo rabioso. El presente real decreto entrará en vigor desde el instante mismo de su publicación en el «Boletín Oficial del Estado» (las 16:54 horas para más delirantes señas). Excremento legislativo para los anales legales, acompañado de argumentos que atufan a excusa improvisada. Trolas tamaño pelota de playa Nivea, tan gordas que ni la recién fallecida y más prodigiosa zurda de la historia se las colaría a un portero manco y cojo.
 
Va por ti, vamos a por ti, Isabel, Isabel Díaz Ayuso. Y, de paso, a por Madrid, que no sabe votar, que no entra en razón, gente recalcitrante y díscola a la que no han logrado convencer ni el cuatrienio carrilciclista y kolegueño del portento de Carmena, ni el gracejo natural y hondura filosófica de Gabilondo, el hermano de Iñaki, aquella radio star a la que un micrófono indiscreto reveló como servicial agitador y propagandista del inefable Rodríguez Zapatero. Ya saben, aquel gobernante manirroto, despreocupado y feliz, que esparcía como jovial confeti, los polvos de los que vienen estos lodos. Es inexplicable que los madrileños no entren en razón, pero es lo que hay, así que si no aman al Príncipe, que lo teman, lo cual ya dijo Maquiavelo, a principios del XVI, que era más seguro. Lluevan, pues, hostias como panes en la jeta de su presidenta que encima se me pone farruquita. Pedrochulo NoesNo alardea de sensible a la lacra de la violencia machista, pero si se trata de Isabelita, se pone la gorra de maltratador sin cortarse un pelo.  

Y ahora van y le suministran a Isabelita, Santa y Mártir, todo este combustible al ardor guerrero isabelino, llenando hasta rebosar su depósito. A la molestia e irritación amenaza de entrometerse en asuntos ajenos le añaden la de echarle mano a la cartera de los madrileños. La mezcla no puede ser más explosiva. Que quien inicie este nuevo frente sea encima el independentismo catalán, por boca de ese dechado de elegancia parlamentaria que responde por Rufián, suena a declaración de guerra. Van y le ponen a Isabelita que se sueña la Thatcher, unas Malvinas encima de la mesa. Una meliflua y cursilona rueda de prensa de Pablo Iglesias, otra, entre lo didáctico y la grandiosidad perdonavidas, con un espolvoreado de falsa modestia, más falsa que Judas Iscariote, no hubiera provocado jamás semejante ignición. Entre los asesores de la poco santa y creciente alianza ha de haber algún recolocado de la tele, de esos que distribuyen por bandos, asignan papeles e instruyen al famoseo sobre cómo potenciar la bronca. Vistas bastantes cosas de las que (nos) han pasado es posible que lo tengan pluriempleado y meta su baza asesora en lo del Covid-19.  



Se entiende que no sea vea bien el mal ejemplo isabelino, lo feo que resulta eso de hacer funcionar la cosa pública, en el peor de los casos igual de bien o de mal que en cualquier otro sitio, con impuestos más bajos. En particular, sin meterle el bocado a herencias y donaciones. Pero hay que medir un poco, cuidar las formas, a qué mensajero se elige siquiera, que esto de Madrid parece ahora lo del 2 de Mayo, con el pueblo levantándose contra las invasoras tropas de Napoleón, liderados por una santa y mártir, de temperamento belicoso. Aparte, la chica siempre ha tenido un cierto aire de dar muy bien en una estampita. Con su perenne esbozo de sonrisa, Isabelita mira como perdida al horizonte, algo enajenada, al modo de los iluminados. Discursea ella para la prensa, que es lo que cuenta en estos tiempo veloces, mediante una personal combinación de pausas y ráfagas o borbotones, beligerante, hasta tremendista, sin perder la sonrisa y con ciertos atascos verbales. Habla como si fuese una médium o una mística a cuya chola va llegando un mensaje del cielo o de ultratumba, aunque a veces debe haber interferencias y te puede soltar que añora el ruido, la contaminación y los atascos. Aunque a más de uno le he oído yo después nostalgias clavaditas. Tal vez sus lejanas fuentes le soplaron el porvenir, pero joven, novata e impaciente no supo esperar al momento adecuado para soltarlo. 

Una santa y mártir algo modernilla, soltera, a la que se intuye no muy de misas, aunque tampoco le molesta si toca. Igual hasta le trae recuerdos, se encuentra con viejos amigos y el de la parroquia es un público entregado, que aplaude, vitorea y hasta palmea. Si no fuera por el engorro de la mascarilla dichosa, alguno igual le plantaba un beso, casi casi morreo, a las puertas del templo. A Felipe le pedían un hijo y a Isabelita más de uno se lo ofrecería. Una santa y mártir con la que querríamos cenar y luego, si hay feeling mutuo y no nos la birla una llamada para algo, pasar a mayores. Ni muy lista, ni muy tonta. Tampoco una guapa inapelable, aunque desde luego menos, mucho menos, tiene de fea. Sobre todo tiene ese algo de los diferentes, de las chicas formales de fondo travieso, de la adolescente que se atreve a soltar la barbaridad. Es la que grita ¡polla! en el tumulto del colegio de monjas haciendo reír a todas sus compañeras, y aunque la voz y el hecho mismo la delatan, se salva de ser castigada por la monja que ríe con rostro serio. Hábito y oficio obligan.


Saltando de batallita en batallita se va forjando Isabelita un carisma entre gran parte de la gente de Madrid, no hace mucho sorprendida por su nombramiento y mosca por su bisoñez. Santa Isabelita de Madrid, mártir in crescendo de la también creciente yuxtaposición que detenta el poder, casa grande en la que todos son bienvenidos, con tal de que estén más a la izquierda o quieran romper la unidad de España. Otra singularidad de este gobierno, aunque cuesta elegir si en la escala del esperpento esto va por delante o por detrás de la entrada en vigor a las 16:54 horas. Es de más calado, sí, pero entrada en vigor en el instante mismo de su publicación, esto es, a las 16:54 es el chiste llevado al BOE
 
Santa Isabel es aún joven, habita los aledaños de esa madurez moderna, un tren muy lento, cuya hora de llegada no para de retrasarse. Joven y enérgica, con su anorak de presidenta y todo, que le han tocado tiempos de estar mucho en la calle. Una época extraña, rara de narices, igual que a sus enemigos, pero a la vez un tiempo propicio como pocos para hacerse un nombre, una imagen, hacerse querido. U odiado, según te manejes en estas aguas revueltas y te mirase cada cual ya de antes. Beauty is in the eye of the beholder, dicen los anglos. Se parece, aunque en más fino, a eso nuestro del color de las cosas y el cristal con que se miran. 

Será por eso que aumenta estos días el número de quienes se la figuran, a Santa Isabelita digo, como una émula de Manuela Malasaña, hija por cierto de un panadero francés, y la visualizan portando el estandarte de la libertad. Una heroína a la que en el fragor de la batalla le asoman los senos: la Libertad guiando al pueblo del cuadro de la Delacroix. Cierto que el esperpento del trapo rojo y estrellado que implantó Joaquín Leguina es a la tricolor lo mismo que son estas batallitas nuestras a la Revolución francesa, pero existen similitudes. Hay refriega, hay hembra valerosa y macho chulo y avasallador, con su corte de mediocres, disparatados y resentidos. La mentira por bandera, todos, que Trump no está solo en eso, aunque sea, sí, el más burdo y de largo el más compulsivo con lo del Twitter. 

La Libertad guiando al Pueblo (Delacroix). Abc.es

Tiene Santa Isabelita el encanto innegable de quien va, o parece ir, por la vida sin un rumbo claro, como al albur de lo que quiera que el destino le lance al paso, viviendo intensamente al día, sin rehuir batalla alguna, buscándola incluso, generando afectos y detestos al paso firme y sonoro de sus tacones. Lleva las sedosas blusas abiertas hasta ese momento en que se fue el pudor, pero no ha llegado aún el descaro. En las escasas imágenes en que no es un busto parlante o mirón, se le aprecian algo anchas las caderas y se vislumbra cierta generosidad de carnes en la retaguardia. Apartamientos del aburrido y mandón canon dietético-estético-gimnástico, perfectas imperfecciones que la acercan al pueblo y aprietan no pocos libidinosos gatillos. Tampoco hay que dejarse otro efecto arrastre, corolario de la conocida canción de Objetivo Birmania: si los amigos de tus amigas son tus amigos, la enemiga de tus enemigos es tu amiga. Más la erótica subliminal del poder, supongo.

¡Ea, pues señora, abogada nuestra! Grítanle a Isabelita desde los balcones, tirando de la Salve, como salvas honoríficas. Isabel Díaz Ayuso, flamante Santa y Mártir de Madrid.

domingo, 22 de diciembre de 2019

“Incomprensible e intolerable” eres tú, Ada Colau


La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, ha protestado en su cuenta de Twitter por la actuación de los Mossos. 

"Juan y Livia y sus hijos tienen un piso del Ayuntamiento y entrarán a vivir en 15 días. Informamos a la Generalitat y a los juzgados. Es incompresible e intolerable el despliegue policial. Hemos llamado a Interior para que detenga inmediatamente la intervención". 

(Fuente: diario El País, edición digital, viernes 20 de diciembre de 2019)

Fotografía publicada en el diario "El País", edición digital, del 20 de diciembre de 2019 

Leyendo la prensa, viendo las noticias en la tele u oyendo a bastantes tertulianos en la radio se diría que somos una especie amenazada los que nos alegramos del imperio de la ley. A juzgar por el  más bien escaso apoyo expreso que esta convicción tiene en los medios cabría pensar que somos muy pocos a los que nos complace, mucho y muy íntimamente, que una resolución judicial se lleve a efecto. Más aún cuando a ello se opone, al punto de la resistencia física, un grupo de personas a través de una asociación (Sindicato de Inquilinos), cuya disolución debería plantearse la Fiscalía, la Abogacía del Estado o a quien competa acabar con toda forma de agrupación que promueva acciones ilegales e incluso delictivas, como lo son la obstrucción o resistencia a la acción de la justicia y el atentado contra la autoridad. Pese a que en los medios pueda parecer otra cosa, tiendo a pensar que somos muchos y así lo noto en infinidad de conversaciones de la vida diaria.

Y más todavía nos alegra que la LEY (¡qué bello es tu nombre!) se imponga sobre la irresponsabilidad, la demagogia y la hipocresía de quienes desde el poder, como ha hecho Ada Colau, se oponen a que se cumpla aquella y las resoluciones judiciales que la aplican. No saben cuánto nos gusta a los que así pensamos que no se salga con la suya alguien que, como ha hecho Irene Montero. Alguien que se ha valido de manera cobarde y malintencionada del eco mediático que le otorga su condición de política famosa, aunque lo sea sobre todo como “consorte” del muy posible beneficiario inminente de coche oficial y del tratamiento de excelentísimo señor D. Pablo Iglesias Turrión. ¿Dónde quedó aquel mantra, aquel cacareo incesante y despectivo de “la casta"? La sucesora del antiguo amigo del alma, Íñigo Errejón, como portavoz de Podemos en el Congreso de los Diputados llegó incluso a difundir un vídeo plagado de mentiras y demagogia (“ahora resulta que les impone una subida abusiva de ese alquiler, de 300 euros”)  en el que hacía público el nombre de la propietaria de la vivienda a la que “pedía” que negociase con sus inquilinos un “alquiler justo”. Que hubiese puesto ella el dinero que les faltaba a los inquilinos para el pago de la renta. Pero, no, la compañera de Iglesias trató de amedrentar a la propietaria haciendo público su nombre. ¡Qué bajo!

Como muchos otros de los que detestamos el perverso "buenismo" de los demagogos y demagogas baratos y baratas, siento un dulce cosquilleo ahí adentro al constatar que ni unidas podéis con la ley y la justicia. Qué gusto experimentar esta vez que leyes y tribunales, teniendo que usar por vuestra culpa “la espada” con la que la policía les ha servido, hayan sido mucho más fuertes que vuestras mentiras demagógicas y vuestra hipocresía. El placer es mayor aún al haber ocurrido la victoria de la ley en Barcelona, donde hace ya demasiado tiempo que siempre ganan los otros: los infractores, los alborotadores, los vándalos, los amenazadores, violentos y, a menudo, pura y llanamente, los delincuentes, Toda una alegría  que no se haya hecho vuestra asilvestrada, y en el fondo disparatada, voluntad y que España siga estando mayoritariamente sometida al imperio de la ley. “The rule of law”, en su archiconocida formulación inglesa, es la piedra angular del Estado de Derecho. En otras palabras, es la línea divisoria entre el mundo civilizado y más o menos próspero y el resto, esto es, esas decenas de países donde tristemente abundan la arbitrariedad del poder, la barbarie y, casi siempre, la pobreza. Por ejemplo, Venezuela o Irán, por nombrar dos de ellos. Ana e Irene, Colau y Montero, dudo incluso que lo sepáis, o no del todo y bien, pero está claro que para vosotras dos, y mucha de la grey que os apoya, no acaba de estar claro algo tan sencillo y contrastado.


La ley no es un adorno que uno elige ponerse o no. Hoy me va bien, lo uso. Mañana no, que le den, ahí te quedas. No la ley “no va de eso”, es un “sí o sí”, por usar expresiones a la altura de su pobre y ramplón verbo. La ley es un mandato y si no os gusta, promoved su cambio, pero entre tanto, "ajo y agua", señoras o señoritas, ciudadanas, camaradas, o como queráis que se os llame. Os toca respetarla, obedecerla y cumplirla. Como cargos públicos electos, es vuestro deber no alentar a otros, ya sean autoridades o particulares, a impedir que se aplique

Por las buenas o por las malas, si es preciso, pero la ley ha de prevalecer siempre. Esto en España hay mucha gente a la que no le acaba de entrar, dicho sea de paso. En sus berroqueñas molleras no acaba de calar la convicción de que la democracia y el uso de la fuerza por parte de la policía para garantizar el cumplimiento de leyes y sentencias no sólo no se oponen, si no que se refuerzan. Ha de tratarse, por supuesto, de un uso necesario, no gratuito, y proporcional, esto es, en el grado necesario para imponerse, lo que no asegura que se produzcan heridas y lesiones. Y la responsabilidad de tan desagradable circunstancia recae siempre sobre quienes se enfrentan a las legítimas actuaciones de la policía. Cuando esta da, además, cumplimiento a un mandato judicial expreso no hay excusa que valga. Cumplido todo lo anterior, el que "reciba" se lo ha buscado, no le ha dejado otra salida a la policía y bien merecido lo tiene. Estas explicaciones son como de Epi y Blas, cierto, pero no veáis la cantidad de gente que sigue del todo perdida en tan elemental cuestión. 

Otro motivo de alegría es ver que los Mossos d’Esquadra, ¡esta vez sí!, han cumplido con su deber e hicieron un uso legítimo de la fuerza ante la resistencia de quienes se habían propuesto impedir físicamente por tercera vez la ejecución del desahucio ordenado por el juez. Ha habido una detención y, aunque sospechamos que tal vez en eso la actuación policial se ha quedado corta, es una gran satisfacción que al menos una persona, menos es nadie, pueda tal vez recibir el castigo que su conductiva delictiva merece.
 
Imagen procedente del diario ABC, edición digital del 24-10-2019

Volviendo a los hechos, según la edición digital del periódico El País del pasado viernes 20 de diciembre: “La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, ha protestado en su cuenta de Twitter por la actuación de los Mossos. ‘Juan y Livia y sus hijos tienen un piso del Ayuntamiento y entrarán a vivir en 15 días. Informamos a la Generalitat y a los juzgados. Es incompresible e intolerable el despliegue policial. Hemos llamado a Interior para que detenga inmediatamente la intervención’.

Incompresible e intolerable es que la máxima autoridad municipal interfiera en un proceso judicial civil, en un asunto entre particulares. Y más todavía que lo haga apoyando la obstrucción reiterada a la acción de la justicia, ejerciendo una presión que supone un abuso o mal ejercicio del poder, no respetando su separación y arrogándose funciones funciones que no tiene. Si el Ayuntamiento de Barcelona dispone de pisos, de ayudas sociales o cualquier otra forma de solucionar el probablemente grave problema al que se enfrenta la familia desahuciada debería haber actuado con mayor celeridad. Aunque la promesa de una vivienda por parte de una alcaldesa en Twitter no constituya un motivo legal para retrasar más aún el lento y accidentado desahucio ordenado por el juez correspondiente, tal vez sus palabras no merezcan demasiado crédito, además. En todo caso, lo reiteramos, Ada Colau se entromete en el ejercicio de su cargo en un asunto judicial entre particulares, de forma contraria a las leyes. Pero ella es así. Donde huele una oportunidad de postureo y de demagogia populista, donde calcula que va a quedar bien, allí que va ella, con esa gracia y esa ciencia tan suyos... ¡Mare meva, quina "noia"!


Y si la corporación municipal barcelonesa carece de medios, que los acoja la propia y bondadosa (sic) Ada Colau en su casa o que lo haga cualquiera de los que protestan contra los desahucios que disponga del espacio mínimo necesario para hacerlo durante tan sólo quince días, según la Alcaldesa de Barcelona. Con las vacaciones escolares de Navidad por delante la ocasión es perfecta para que, por ejemplo y como ejemplo, Irene Montero y su doblemente compañero (cuesta llamar así a quien a la vez es su “jefe” y mentor o favorecedor) invitaran a la familia objeto del lanzamiento judicial a pasar en su amplio chalet de Galapagar los quince días de marras. Esas poco más de dos semanas que restan para que, por fin, Ada Colau articule una solución que no sea la de la caridad obligatoria a costa de la propietaria, con la que de manera tan rastrera, abusiva y demagógica se ha portado Irene Montero. De paso esa familia -catalana, supongo, aunque sus apellidos, como los de tantos otros, no lo sean- podría pasar unos días en Madrid y comprobar, tal vez, que el ogro no es tan fiero como lo pintan…

Intolerable eres tú, Ada Colau. Intolerable es que una Alcaldesa no respete la separación de poderes y pretenda impedir la acción de la justicia. Intolerable es que se trate de imponer a una propietaria que no ejerza los derechos que la ley le otorga y se le presione del modo en que se ha hecho, haciendo público su nombre y apellidos. La caridad no se exige, la practica uno mismo, si puede y lo tiene a bien. Desconozco la situación económica de la propietaria, pero tanto Ada Colau como la posible futura Ministra de la Vivienda, Irene Montero, deberían plantearse siquiera la posibilidad de que necesite esas rentas para vivir, tanto ella como su familia. En todo caso, eso da igual. Si ese dinero se lo va a gastar la propietaria de la vivienda en irse a esquiar o en cenar caviar en Nochebuena, está en todo su derecho y me parece estupendo. Ya está bien de demagogia. No suele fallar, por cierto, la propensión a ella que tienen los políticos más dados a expresarse de inmediato y con altísima frecuencia por ese medio. Da igual que sean hombres o mujeres, jóvenes o viejos, guapos o feos, de derechas o izquierdas, tengan pelo natural o que alguna extraña masa capilar cubra sus cabezas, que estén en Washington, en Barcelona, o en Galapagar... Cuánto más demagogos, cuanto más pobres y falaces sus pretendidos razonamientos, más se tiran "al Twitter".  

Asimismo, es muy probable que muchos de los que se concentraron en la Travesera de Gracia en una mañana de un día laborable atenderían mejor a sus necesidades materiales presentes o futuras, incluida la básica de la vivienda, si hubiesen dedicado ese tiempo a trabajar o estudiar. Sería más productivo para todos. Aunque cada cual hace lo que le viene en gana con su tiempo, faltaría más, es indiscutible que se perjudica el interés general con al menos una parte de esas conductas. Un desalojo que ha requerido un gran despliegue policial y tres intentos es evidente que nos ha costado a todos los contribuyentes un dinero que se podría haber destinado a otros fines (vivienda social de alquiler, por ejemplo). Como también lo costará el proceso judicial que debería seguir a la detención que se produjo o la atención sanitaria que pueda haber precisado quienquiera que se llevase algún justificado, que no represor, porrazo policial. Sospecho que esa “sarna”, aunque sea con gusto, sí pica. Quizá una opción mejor habría sido una colecta para pagar el alquiler con su actualización legal y legítima, que no abusiva -entérate, Irene Montero. No juegues de manera aviesa con las palabras.

Es de un cinismo insuperable contribuir, de una u otra forma, a que sea necesario el uso de tantos recursos policiales y a la vez indignarse por el despliegue. Es cínico y es un disparate, un atentado contra la verdad y la lógica, todo junto. Pero la demagogia tiene estas cosas, su lógica interna es contraria a la verdad, pues va siempre cogida de la mano con la mentira y está peleada con la auténtica lógica, la de la causa y el efecto. Esta vez, por fin, no se han salido con la suya ni Ada Colau, ni Irene Montero, ni esa asociación que responde al nombre de “Sindicato de Inquilinos”. Una entidad de más que dudosa legalidad, puesto que uno de sus fines reales es la obstrucción a la acción de la justicia. Obstrucción que, al menos en este caso, ha provocado una detención por atentado contra la autoridad.

Cuando la autoridad llama a la obstrucción a la justicia “algo huele a podrido en Dinamarca” *. ¿Porque no era Polonia, verdad, lo que dijo Shakespeare en Hamlet?




* Nota.- "Something is rotten in Denmark" reza el texto original, antes citado en su traducción más habitual, aunque quizá pierda fuerza frente a la más literal: "algo está (o se ha) podrido en Dinamarca". 



This phrase is taken from William Shakespeare’s play Hamlet. The speaker is Marcellus, a guard, who talks to his philosophical comrade, Horatio, saying, Something is rotten in the state of Denmark … (Act-I, Scene-IV). The reason of saying this is just not that Denmark is facing dirt. It means that the situation of Denmark is similar to a fish that rots from head to tail, or in other words, it shows that everything is not good at top of political hierarchy.


(https://literarydevices.net/something-is-rotten-in-the-state-of-denmark/).

Cuánto recuerda, por cierto, a la Cataluña actual esa Dinamarca de Hamlet que, como el pescado podrido, hiede de la cabeza a la cola.