jueves, 29 de diciembre de 2011

LO MÁS DESTACADO DE 2011 EN ESPAÑA Y EN EL RESTO DEL MUNDO

En este artículo hago un breve resumen informativo del año 2011. Repaso, a vuela pluma y sin más apoyo que mi corriente y moliente memoria, lo que me ha parecido más destacado de entre los hechos ocurridos durante 2011, tanto en España como en el resto del mundo. Finalmente, hago balance del primer año de vida de este blog: librosfutbolpoliticaymas.
 

El año 2011, en el cual la especie humana sobre la faz de la tierra ha alcanzado la nada despreciable cifra de  siete mil millones de individuos, está llegando ya a la línea de meta. Como ocurre con todos los años, éste ha estado plagado de hechos importantes, todos ellos dignos de mención por reducido que sea el catálogo que cabe en unas pocas líneas.
 

Lo más destacado en España durante 2011

A escala nacional, cabe citar, por supuesto, el recientísimo cambio de Gobierno, el anuncio de ETA del cese indefinidio de sus acciones terroristas (llamarlo "violencia" me parece suavizarlo en extremo), el terremoto de Lorca, la agudización de la crisis económica y, en particular, el aumento del paro que, junto con las mentiras al respecto de la economía (valga por todas, aquello de que ya empezaban a verse los primeros brotes verdes) se ha llevado por delante al Gobierno de ZP y al candidato Rubalcaba, los indignados del 15-M, la imputación de Iñaki Urdangarin (un episodio más de la generalización de la corrupción que existe en España y de la que no parece quedar institución a salvo), la veloz e indebatida reforma de la Constitución o la continuación de los éxitos del F.C. Barcelona, incluida la Copa de Europa en que eclipsó por completo al Manchester United, si bien con la excepción de la Copa del Rey en que fue derrotado por el Real Madrid, actual líder de la liga española, pero al que volvió a ganar en el Bernabéu hace unas semanas.
 

Lo más destacado en el resto del mundo durante 2011

En el ámbito internacional, cabe destacar, la crisis económica de buena parte de la zona euro, especialmente virulenta en el sector bancario y que ha castigado enormemente la deuda soberana de varios países; los alzamientos populares o revoluciones habidas en el mundo árabe y que se han dado en llamar "la Primavera Árabe"; el tsunami de Japón y subsiguiente accidente nuclear de Fukushima; el fin de la Guerra de Irak, escenificado recientemente con la salida de las tropas norteamericanas de aquel país; la muerte/ejecución/asesinato de Bin Laden y de Gadafi; la reciente sucesión del "Querido Líder" en Corea del Norte, con esas espeluznantes imágenes de cientos de miles de personas que lloraban (a mi modo de ver bastante teatralmente) la muerte de King Jong-il y homenajeaban a su tercer hijo King Jong-un, tercera generación de tiranos al frente de un país que tiene armas atómicas, un ejército de más de un millón de personas, donde se vulneran sistemáticamente los derechos humanos y una parte considerable de la población pasa hambre.

Por otra parte, los cánceres parecen haberse cebado con los dirigentes del Hemisferio Sur y en cuestión de unos meses han afectado a Lula Da Silva, Hugo Chávez y a Cristina Fernández de Kirchner. Por cierto, que también son un clásico de la historia de la humanidad las más peculiares teorías conspiratorias, como la que ha lanzado hoy mismo Hugo Chávez, al apuntar que quizás los Estados Unidos de América hayan inducido, de algún modo, la enfermedad de los citados jefes o ex-jefes de gobierno sudamericanos.

El mundo no se para jamás y también los obituarios han recogido, como cada año, su cosecha correspondiente. Así, a bote pronto, además de las ya citadas muertes del eterno fugitivo Bin Laden y del dictador Gadafi, ha tenido amplio eco mundial la muerte de Steve Jobs (su apellido es lo que falta en España), el fundador de Apple, un revolucionario de la informática y empresario de gran éxito.

En definitiva, muchos hechos relevantes, varios de ellos de los que andando el tiempo merecen, al menos, una mención en los libros de historia. En algunos casos aparecerán incluso como hitos que marcaron el inicio de una nueva época en diversos países o áreas geográficas y culturales.

 
2011, el primer año de vida del blog librosfutbolpoliticaymas

Este blog comenzó su andadura el 17 de enero de 2011 y con esta, suma 33 entradas. Su temática es muy variada, por deseo y pura apetencia o impulso de quien suscribe, a pesar de que la especialización funciona mucho mejor para hacerse con un hueco en la red y tener lectores fieles, según me repiten los que saben de esto de internet.

A lo largo de estos cerca de 12 meses he escrito sobre literatura, principalmente, reseñas de libros; sobre fútbol, procurando aportar un punto de vista algo diferente y alguna reflexión de más calado de lo que se estila en la información habitual sobre el deporte rey; sobre política, no mucho porque decepciona, frustra y, a menudo, aburre; sobre etimología y también sobre lo que cabría llamar pensamientos o reflexiones o temas variopintos que, con mayor o menor fortuna, me han movido a darle al teclado y compartir mi punto de vista con los lectores, fijos, esporádicos o accidentales de este blog.

El número de visitas, cercano a cinco mil, no es ni para tirar cohetes, ni para sentirse decepcionado. Sin duda, el artículo estrella ha sido el de las fotos en bikini de Leire Pajín, publicado en julio y al que debo casi un tercio de las visitas. Probablemente, es el más ligero o banal de todo el blog; pero así son las cosas. La imagen y los hechos de actualidad, con tintes de cotilleo o prensa del corazón, atraen a muchos internautas y para nada reniego de lo que escribí.

En todo caso, me ha resultado muy gratificante escribir este blog, recibir algunos comentarios de los lectores (estimulante feedback) y tener visitas desde muy diversos países, a veces muy remotos. Os agradezco a los que me habéis seguido vuestro interés por lo que escribo y, en algunos casos, vuestros elogios y felicitaciones. Las críticas, aunque muy escasas (exceso de extensión), también han sido bienvenidas. Espero continuar con el blog en 2012. ¡Aquí os espero!

¡Feliz 2012 a todos!

viernes, 16 de diciembre de 2011

ELOGIO DE LA FICCIÓN


En este artículo hago una defensa o elogio de la ficción en general y, especialmente, de la literaria. Frente al aburrimiento que muchas veces nos produce la realidad y en una época en la que el tiempo tiende a dividirse en aquel en el que ganamos el dinero y en el que lo gastamos y en la que los placeres lentos son arrumbados, hago aquí una apología de la lectura de obras de ficción que quisiera reafirme en pro de esta "causa" a los ya convencidos y que, siendo muy optimista, quizá pueda incluso incitar a algún escéptico a probar esta sana droga que es la literatura y engancharse a ella.
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En la entrada, post, artículo, o como queráis llamarlo, inmediatamente anterior a éste, me he referido a esa forma de escapismo de nuestra realidad presente que supone imaginar algún cambio en nuestro pasado que daría lugar a otra forma de vida, más o menos distinta, pero siempre diferente de la que nos ha tocado vivir. Reflexionar sobre eso me condujo a la ficción y a la defensa de esta e incluso, en general, al elogio de las diversas formas de entretenimiento que no parecen tener una utilidad inmediata, si fuéramos tan necios de despreciar el placer, el disfrute, el goce.

¿Qué son sino escapadas del aquí y del ahora (el conocido "hic et nunc" latino) las historias en que nos sumergimos a través de la literatura, el cine o el teatro?. Consisten en abandonar, olvidar por unas horas, nuestra propia vida, nuestras concretas circunstancias, un paréntesis casi mágico en que nuestra vida se detiene, para adentrarnos en las vidas de otros, viajando, sin movernos del sofá, la cama o la butaca, a través del tiempo y del espacio.

Desde un punto de vista puramente utilitarista, que no considerase el entretenimiento, el placer, esas escapadas serían una pura pérdida de tiempo. Sin embargo, la ficción, la narración, el relato, en sus múltiples formas, lleva atrayendo al ser humano desde tiempos inmemoriales. Se trata de mucho más que un mero entretenimiento, sin que a mi juicio deba despreciarse en modo alguno ese elemento esencial para disfrutar de la vida. Cono ocurre con el juego, la ficción es un elemento fundamental del aprendizaje, a cualquier edad.

La ficción amplía nuestros horizontes, ensancha y dilata nuestras vidas, rompe las cadenas de sus limitaciones, nos educa sentimentalmente, estimula nuestra imaginación, nos aleja del ensimismamiento y del solipsismo. A través de la ficción, como ocurre también con esas conversaciones sinceras, sentidas en que las personas nos abrimos de verdad las unas a las otras, nos damos cuenta de como los demás comparten con nosotros mucho, como tienen ideas o sentimientos más o menos similares a los nuestros, por encima de razas, religión, profesión, estrato social, lugar de residencia o de la respectiva época. También nos ayudan a percicbir la diferencia y a vencer prejuicios, nos ilustra sobre la condición humana.

Un documental o un ensayo también pueden ser muy instructivos, pero por lo general transmiten menos sentimientos y emociones y resultan más pesados, no llevan aparejado el disfrute o no en la misma medida, de quien los ve o lee. Suelen ser más aburridos y el tedio es una forma de sufrimiento. Por cierto, para todos los que se aburren con la política, cabe recordar que Borges, tan dado a la fantasía y al relato, amante devoto de la buena literatura, etiqueta que cada cual atribuye según su pura subjetividad, definió la política como "una de las formas del tedio".

Los documentales o los ensayos, aunque los haya magníficos, divierten o entretenienen menos que la ficción y creo que es oportuno y hasta necesario hacer apología de la diversión, del entretenimiento. Aburrirse o divertirse no computa para medir el PIB, ni nos va a sacar de esta profunda y duradera crisis económica (¡aunque cómo subiría la productividad si a todos nos divirtiese nuestro trabajo!); pero pasarlo bien es fundamental para nuestra felicidad.

Aunque me gustan bastante los deportes (y el fútbol más que eso; por suerte ya que está hasta en la sopa, aunque abundan las sandeces con el fútbol como pretexto) y la buena mesa, por citar algunos placeres aptos para todos los públicos, creo que nada me ha aportado tanto como la ficción y, muy en especial, la literatura y dentro de ésta, la novela. A otros les pasa con la música, el cine o las artes plásticas e incluso hay algunos afortunados que disfrutan por igual con todo ello.

Así, pues, reivindiquemos el entretenimiento, el placer de esas horas dedicadas a escaparnos de nuestras vidas y sumergirnos en el fascinante espectáculo de observar, sentir, vivir otras vidas, de conocer los actos y los pensamientos de otros. Además, leer es un placer muy barato comparado casi con cualquier otra forma de ocio, aparte de que los libros se pueden tomar prestados de bibliotecas o de amigos (que asuman el riesgo de perderlos), se pueden comprar en librerías de lance, en rastrillos, baratas ediciones de bolsillo, etc. En función del número de horas de placer que puede proporcionar, un libro resulta extraordinariamente económico comparado casi con cualquier otra forma de ocio, salvo pasear.

Pero, como ya he expuesto antes, la literatura es mucho más que ocio, limitarla a eso es reducirla torpemente. La literatura nos transforma, nos da visión, perspectiva, nos enriquece, nos hace más completos, aporta matices, profundidad y sutileza a nuestra forma de ver el mundo, mejora nuestra capacidad de comprender la vida, nos ayuda a conocernos a nosotros mismos y a los demás. Aparte de ello, las palabras, pueden ser tremendamente bellas y no sólo la poesía, sino la literatura, en general, puede ser un auténtico placer estético, una experiencia de belleza. Además, cuando nos encontramos ante una obra maestra, como ocurre con otras maravillas de la creación humana, sentimos el orgullo de pertenecer a la especie humana, es decir, justamente lo contrario de lo que sentimos con demasiada frecuencia al conocer algunos comportamientos de nuestros semejantes y de las lacras que se dan en el mundo, como el hambre, la destrucción del planeta, la esclavitud infantil y laboral, la guerra, la violencia, la explotación sexual y tantas otras formas de opresión y barbarie.

Para terminar una cita sobre el oficio de escribir de Antonio Muñoz Molina, excepcional escritor al que, sin embargo, no había leído hasta muy recientemente (ver reseña de Sefarad en este mismo blog). La he colocado también en el frontispicio de este blog.

"Creo que el escritor continúa el oficio inmemorial de los narradores de cuentos, que daban forma mediante relatos orales a la experiencia compartida del mundo. Contar y escuchar historias no es un capricho, ni una sofisticación intelectual: es un rasgo universal de la condición humana, que está en todas las sociedades y arranca en la primera edad de la vida."


jueves, 15 de diciembre de 2011

UNA SEGUNDA OPORTUNIDAD, UNA VIDA DISTINTA


Creo que todos, hasta los que se esfuerzan en no soñar jamás despiertos, hemos imaginado alguna vez que vivimos otra vida distinta. A veces, la fantasía es total y esa otra vida es radicalmente diferente de la nuestra. Otras veces, se trata de imaginar algún cambio en el inamovible pasado para llegar a un presente diferente, pero con más similitud con el real. Un presente que, casi huelga decirlo,  ya que estamos en ámbitos puramente imaginarios, es siempre mejor que el real. Un presente distinto en el que seríamos más felices y con el que nos sentiríamos mucho más a gusto e identificados.


Reflexionar sobre ese pensamiento es lo que he hecho en este artículo, sin más pretensión que compartir con quienes me lean esas excursiones mentales a las que, en alguna que otra ocasión, me he entregado.
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"¡Qué bueno sería tener, a veces, una segunda oportunidad!" Así empezaba, hace ya muchos años, demasiados incluso, un programa de televisión sobre seguridad vial. Una cuestión por entonces bastante alejada de la "sensibilidad" de la sociedad. A la vez que la voz en off decía eso, un vehículo se estampaba contra una enorme roca que, se supone, desprendida de la ladera de una montaña había quedado justo en medio de la carretera. El coche quedaba destrozado y sus ocupantes, se imaginaba, pues el programa tampoco era macabro, morían en el acto.

Soy de los que piensa, quizá por mi muy limitada sabiduría, que nos harían falta dos vidas: una para aprender a vivir y otra para vivirla bien vivida, partiendo ya del aprendizaje previo, el cual sólo se produce por medio del error. Ni consejos, ni libros, ni doctrinas laicas o religiosas, manuales de autoyuda o sustancias químicas de ninguna clase son, en verdad, de gran ayuda. Quizá por ello, junto con mi inveterada tendencia a la ensoñación, no son demasiado raros los momentos en que lamento alguna decisión tomada en el pasado y mi mente se ocupa en crear un hipotético presente distinto, a partir de esa modificación del pasado. Un presente puramente intelectual o hipotético que, huelga decirlo, siempre es mejor que el real.

No obstante, a veces me viene como un aire de sinceridad conmigo mismo, como un repentino convencimiento, basado en la experiencia y reforzado por la ciencia, y soy consciente de que nuestra valoración de lo que nos sucede suele depender más de nuestra percepción que de la vivencia objetivamente considerada. Y la percepción depende, a su vez, de nuestra forma de ser, de nuestra contextura anímica, sin perjuicio de la influencia del momento, de las variaciones que experimentamos en el estado de ánimo, pero hay un sustrato más o menos constante o que, por lo menos, es "multirreincidente" ya sea en el optimismo, ya en el pesimismo, simplificando mucho. Uno lleva a la alegría y el otro al sufrimiento.

Y, por ello, digamos que si, por unas u otras razones, me siento a veces muy a disgusto con mi realidad presente, me viene un convencimiento de que probablemente me sintiera igual si las cosas se hubieran desarrollado de la manera en que mi mente se entretiene en recrear o imaginar. Evidentemente, lo de la percepción es relativo, pues si tienes una enfermedad mortal, sufres un grave accidente, has perdido a un ser muy querido, estás preso o arruinado, por citar algunos ejemplos, es normal sentirse realmente mal; pero hay quienes se hunden por cualquier nimiedad y quienes han sido capaces de mantenerse enteros y de conservar las ganas de vivir e incluso la alegría de vivir  (la "joie de vivre" en la exitosa formulación francesa) en las peores circunstancias imaginables, por ejemplo, en los campos de concentración nazis. Así, hay quienes parecen acoger positivamente todo lo que les pasa y quienes parecen siempre a disgusto con lo que les ocurre.

A veces yo me entretengo en ese pasatiempo inútil de imaginar una vida distinta a partir de algún cambio en el pasado. Un pensamiento que los entendidos en la psiqué humana (aceptando que los haya) probablemente consideren nocivo por su potencial generador de lamentaciones y culpas y un puro escape de nuestras circunstancias que no se traduce en acción positiva alguna. Muy por encima de todos y pido perdón por esta impúdica referencia a mi persona, el cambio que imagino es haber realizado unos estudios distintos y, a resultas de ello, dedicarme a una profesión más creativa y, sobre todo, más acorde con lo que creo que he ido descubriendo con el tiempo, como mi verdadera vocación o, por lo menos, lo que más me gusta, lo que me proporciona gran placer hacer y para lo que nunca siento pereza, desidia o abulia. Creo que no hacen falta más detalles, pues a buen entendedor...
Ese ejercicio mental, en su huida de la realidad del aquí y del ahora, en lo que tiene de abandono de nuestra concreta circunstancia -aunque el protagonista sigamos siendo nosotros mismos, pero en realidad otro yo distinto, uno más de los que sucesivamente vamos siendo en nuestra vida, un yo más que compone una galería casi infinita y en la que conviven la idea que tenemos de nosotros mismos y la idea que creemos que los otros tienen de nosotros- esa huida, decía, me recuerda a la ficción en sus muy diversas formas y, dada mi preferencia por la literatura, a ésta y, en especial, a la novela.
No me extiendo más aquí y dejo mi elogio de la ficción y de la literatura en particular para otro "post".


Postdata. Redactado el artículo encuentro el vídeo de la cabecera del programa "La Segunda Oportunidad" en Youtube (presentado, veo ahora, por Paco Costas, que creo tenía una voz muy peculiar); pero no cambio nada de lo escrito, así queda constancia de que el recuerdo, como suele suceder, tiene alguna que otra diferencia con la realidad.

Por si hay algún nostálgico de los coches españoles de los años setenta, ahí va otro vídeo del programa en cuestión con un espectacular choque de un SEAT 124 contra un árbol.

sábado, 10 de diciembre de 2011

SEFARAD (Antonio Muñoz Molina)

Crítica, reseña o recensión de la novela "Sefarad" del escritor Antonio Muñoz Molina y valoración, justificadamente elogiosa, de la misma.  
 

Hasta el momento, no había leído nada de Antonio Muñoz Molina, más allá de algún artículo en El País. Algún amigo, también empedernido lector, me había hablado elogiosamente de su novela "La Noche de los Tiempos", de la que espero dar cuenta a comienzos de 2012, si los Reyes Magos se portan bien.


Quizá por ello o vete tú a saber por qué, de entre el amplio catálogo de libros disponibles en una biblioteca municipal, escogí "SEFARAD" y durante sus casi 600 páginas me he alegrado enormemente de la elección. Es de esos libros que te hacen recordar las palabras de Borges sobre que un determinado libro parece estar esperando a un determinado lector predestinado al mismo. Tal ha sido mi "comunión" con esta obra.

No es fácil describir Sefarad. Inluso su encuadre en el género de la novela no deja de generar dudas (ver nota al pie); pero dada la amplitud de este género y que su encaje en cualquier otro género sería más insatisfactorio, podemos dejarlo en que se trata de una novela. Su temática es proverbialmente amplia y por ella transitan personajes históricos como Lenin, Stalin o la Pasionaria, escritores como Kafka o Primo Levi y, en buena parte de sus páginas, el propio autor, así como diversos personajes anónimos de diferentes épocas del siglo XX. Sefarad contiene grandes reflexiones sobre la historia del pasado siglo y derrocha una exquisita sensibilidad por todas esas personas que vieron repentinamente truncadas sus vidas por sucesos históricos como la Guerra Civil española o la Segunda Guerra Mundial.

En particular, el libro nos hace sentir una enorme empatía por los judíos que sufrieron la persecución y el exterminio por los nazis, hechos atroces que el autor hilvana con mano maestra con la persecución que los judíos han sufrido en otros lugares de Europa y en tiempos muy anteriores, por ejemplo, con los tiempos de de su expulsión de España y, poco después, de Portugal. También hay referencias a los atroces castigos que convencidos comunistas sufrieron en la época de Stalin con nulo fundamento, por etéreas sospechas de traición e infidelidad a los ideales comunistas, sin que las víctimas de tales castigos llegaran nunca a entender qué habían hecho para recibir ese trato. En sus páginas sentimos como las bases sobre las que se asienta nuestra vida que con frecuencia tomamos por sólidas y duraderas son en realidad frágiles y pueden resultar efímeras o, al menos, verse trastocadas por completo de manera repentina.

Antonio Muñoz Molina también nos obsequia en Sefarad con agudas reflexiones sobre la llamada de la tierra de origen, la fuerza de los recuerdos de la infancia y primera juventud, sobre el vínculo con los padres y antepasados. Asimismo, expone certeramente los sentimientos que albergan quienes han pasado buena parte de sus vidas en dos países. También hay pensamientos profundos acerca de las enfermedades graves y, en especial, sobre esa invisible, pero insalvable frontera que separa a quienes están sanos y piensan seguir viviendo por muchos años de aquellos otros que saben que padecen una grave e incurable enfermedad y que caminan aceleradamente hacia la muerte. También abundan en Sefarad brillantes descripciones del paisaje urbano de algunos barrios de Madrid en diversas épocas y apuntes sobre muy diversas ciudades desde Tánger a Viena o Moscú. Hay incluso algunas alusiones a la brutal represión de Videla en Argentina o al cruce desde el otro lado del telón de acero a la Europa libre, todo ello de la mano de múltiples y variadísimos personajes en cuyas mentes se adentra el autor y que nos hablan en primera persona, en vivos monólogos y narraciones de escenas en las que, por la maestría del escritor, parece que los personajes hablan entre sí, sin que en realidad la novela contenga un solo diálogo en sentido formal. Hay en la obra abundantes referencias autobiográficas, como el día a día de un funcionario en una ciudad de provincias española y el contraste entre la vida en una ciudad de provincias y en la capital de España.

En definitiva, una obra proteica, poliédrica, inmensa en su alcance, de la que puede decirse que lo abarca todo, profunda, brillante, escrita con gran belleza, por momentos poética, absolutamente libre en su estructura, la cual enlaza múltiples relatos, que nos revela, a quienes no lo habíamos leído, a un fabuloso escritor y nos incita a leer otras obras suyas.




Nota.- Sobre el género literario de Sefarad, en brillante síntesis que ojalá se me hubiera ocurrido a mi cuando redacté esta reseña: Antonio Muñoz Molina "ha explorado la intersección entre ensayo, confesión y relato" (Jordi Gracia; Babelia nº 1.051, diario El País, 14 de enero de 2012). 

Vuelve, a casa vuelve, por Navidad


Breve introducción a mi vuelta al blog, tras prologandísima ausencia, y que como prácticamente ha coincidido con la Navidad, tiene la banda sonora (imaginaria) del archiconocido anuncio de turrones El Almendro (hay un link al vídeo al final del texto).


"Vuelve, a casa vuelve, vuelve al hogar"

Tras larga ausencia vuelvo por estas tierras, retorno a mi pequeño terruño cibernético. Iba a decir que la ausencia estaba justificada, pero no quiero pecar de exceso de indulgencia conmigo mismo y escudarme en el tópico de la falta de tiempo por las muchas ocupaciones de la vida profesional y familiar.

Lo cierto y verdad, recurso de oratoria leguleya barata, es que en el dilema de dedicar el tiempo libre a leer o escribir, en los últimos meses me he decantado totalmente por la lectura. Honestamente, lo que leo es mejor que lo que escribo, pero después de cerca de cinco meses sin juntar palabras, siento mono de hacerlo. Y lo que me mueve a ello es compartir alguna de mis recientes lecturas con amigos y familiares, que son mis lectores más asiduos, y con aquellos que en algún errático paseo por la red, a lomos de algún buscador, recalan en este blog. Concretamente, he escrito una reseña sobre "Sefarad", una novela de Antonio Muñoz Molina.
Así que, dadas las fechas, casi puede ponerse de fondo a esta vuelta esa famosa canción del anuncio de turrones El Almendro en que un hijo volvía a casa de sus padres por Navidad.