jueves, 28 de abril de 2011

Semifinal de Liga de Campeones (ida), Real Madrid 0 – F.C. Barcelona 2, Estadio Santiago Bernabéu, 27 de abril de 2011

El Real Madrid y el F.C. Barcelona disputaron anoche en el Bernabéu el partido de ida de las semifinales de Champion’s League 2011, el tercero de sus cuatro partidos de esta primavera. La victoria por 0-2 -ambos goles de Messi, el segundo de gran belleza-, ha dejado la eliminatoria muy bien encarrilada para los de Guardiola. Ha habido dureza y acritud en el campo y fuera de él, previa y posterior al partido. Algunas reflexiones a propósito de este maratón de Madrid-Barça, nada menos que 4 partidos en 17 días.


La de anoche fue la tercera entrega de los cuatro enfrentamientos en menos de tres semanas que se van a disputar entre los dos grandes del fútbol español y, probablemente, del mundo en estos momentos (con permiso del Manchester United que también es otro gigante). En liga empataron a 1-1 en el Bernabéu, lo que dejó el tercer título consecutivo de liga a tiro de piedra para el Barça. En Copa se impuso el Real Madrid por 1-0, en un igualadísimo encuentro, consiguiendo su primera Copa desde el ya lejano 1993. La ida de Champion’s League deja al Barça con pie y medio en la final de Wembley que, salvo sorpresa superlativa, disputará el Manchester United, que dio un baño al Schalke 04 de Raúl y Jurado al que ganó por 0-2. Por cierto, que si el Barça gana la Liga, como parece que sucederá, volveremos a tener "clásico" en el comienzo de la temporada 2011/12 en la Supercopa de España que se disputa a doble partido.

Se ha escrito mucho y bien sobre el partido de anoche. Hay artículos desde el forofismo y otros desde la objetividad, aunque siempre se noten los colores. Al final acompaño algunos links. No tendría mucho sentido que desde este modesto blog añada una crónica más. Ya he compartido con amigos y familiares nuestra respectiva visión del partido, mi opinión sobre la conducta de unos y otros, sobre las tácticas, la genialidad de Messi, la expulsión de Pepe, las demás jugadas polémicas, la trifulca del descanso, las declaraciones previas y posteriores de Mourinho y de Guardiola, etc.


Resumiendo mucho (las valoraciones)

Los que ganaron lo consideran mérito propio, los que perdieron producto de la influencia del árbitro en el desarrollo del partido; los que ganaron entienden que la expulsión de Pepe fue justa y consecuencia de la agresividad con que se viene empleando el Real Madrid en estos clásicos y prescrita desde el banquillo; los que perdieron apuntan a un reiterado favoritismo arbitral hacia el Barça; los que ganaron consideran que su manera de jugar es la mejor posible y la que hace grande al fútbol y que el rival buscó el empate a cero en su propio campo; los que perdieron que toda táctica es lícita y que iban a atacar al final, pero el árbitro lo impidió; Mourinho vuelve por sus fueros (provocación previa, protestas en la banda, vagas denuncias de supuestas conspiraciones, desacreditación de la victoria del Barça, remontándose a cuanto sea preciso, intento de desvalorización preventiva de la consecución de una futura cuarta Copa de Europa por el Barça, etc.) y Guardiola, por los suyos, ceñirse al juego y evitar entrar en el cuerpo a cuerpo con su peculiar colega portugués, tras haberse salido de sus casillas en las vísperas, con un discurso agrio, de nota victimista y hasta con algún ribete nacionalista.


La rivalidad entre Real Madrid y Barça, exacerbada por los últimos partidos

He vivido el enfrentamiento, dentro de límites razonables, de amigos, familiares, padres e hijos, maridos y mujeres que militan en bandos opuestos, así como la alegría y la tristeza, que se han alternado, además. El fútbol es un deporte que genera fuertes tensiones y la rivalidad histórica entre el Barça y el Real Madrid, más lo decisivo y frecuente de los últimos choques, no hacen sino multiplicar ese efecto. Pero uno llega a preguntarse si no se nos va de las manos a los españoles “el tema”, si somos incapaces de entender bien la rivalidad, si hay en nosotros demasiado ardor y cainismo, si por estas latitudes (y en muchas otras) ha desaparecido todo aprecio del “fair play”, si todos damos por buena la victoria, o hasta la exigimos, a cualquier precio y nos hemos convencido de que el fin que deseamos justifica cualesquiera medios.

Incluso adorando este deporte-espectáculo-industria universal y creciente que es el fútbol (por la parte de deporte-espectáculo, pues la de negocio me importa poco), uno se pregunta si no es hora, ante todo, de serenar los ánimos, poner un poco de razón y darnos cuenta de que hablamos de un juego, de un pasatiempo, de algo concebido para el entretenimiento y el disfrute. El fútbol, es innegable, tiene un componente importante de lucha, de enfrentamiento, por lo opuesto de los objetivos, y las rivalidades fuertes  pueden ser un aliciente añadido; pero cuando la rivalidad degenera en odio y en violencia, el fútbol se convierte en una excusa para sacar lo peor del ser humano. Afortunadamente, las cosas hasta el momento han transcurrido con normalidad fuera del terreno de juego y de las ruedas de prensa.

No me siento con ganas de entrar en la polémica y no tengo ganas de contribuir —aunque sea desde la modesta tribuna de este blog— a más enfrentamiento. Tampoco quisiera incurrir en el fácil recurso de igualar totalmente la responsabilidad de unos y otros porque, creo, que un espectador imparcial y desapasionado no las vería iguales, al menos no hasta el momento, y a la vista de las declaraciones y comportamientos en el campo y en las ruedas de prensa apuntaría, pienso, más a Madrid que a Barcelona, aunque falta un partido que tanto en el campo (poco probable) como en la grada (más probable) podría cambiar esta percepción. Pero es indiscutible que ninguno de los dos clubes en sentido amplio (jugadores, entrenadores, medios afines, aficiones, etc.) están exentos de culpa.

En la rivalidad Barça-Real Madrid se juntan muchos factores, parte de ellos ajenos al fútbol y espurios, y excede de mi propósito (quizá también de mi capacidad) analizarlos. Simplemente, quiero apuntar si no habrá llegado ya el momento de poner un poco de mesura en esto, de recordar que el fútbol es un juego, una diversión y volver a poner el centro de atención en el juego en sí mismo, así como de comportarnos con, al menos, una cierta dosis de ética o moral y de civismo. Pedir fraternidad entre dos equipos rivales sería a todas luces excesivo y naïve, pero es una palabra que ha venido ahora mismo a mi memoria. Serán cosas de haber estudiado en un colegio de curas, aunque también los revolucionarios franceses, poco amigos de las sotanas, postulaban la fraternidad universal.

Ojalá que el partido que falta, con todos sus hechos previos y posteriores, cambie las cosas, pero me temo que no será así. El post-partido de Champion’s está resultado más tenso incluso que el previo, a pesar de que la balanza está muy inclinada.

Un añadido a mi artículo de ayer.

Si el Teletexto de TVE informaba bien anoche, ambos clubes se han denunciado ante la UEFA, es decir, que sigue creciendo la tensión. De lo sucedido en este partido, sólo considero realmente fuera de lo ordinario y digno de la que UEFA entre de oficio a analizar si hay que sancionar o no, la tángana entre Pinto, Arbeloa y Chendo en las cercanías del túnel de vestuarios y las declaraciones de Mourinho en las que consideraba adulterada la competición.

Me parece lamentable que Real Madrid y Barça se enzarcen ahora en una guerra de despachos, acrecentando la tensión entre ambos clubes, enrareciendo más aún el ambiente del partido de vuelta y, sobre todo, convirtiendo el fútbol en una guerra total.

Como véis, la atención se desvía más a lo que sucede fuera del terreno de juego. Parece que el juego, el partido, que es lo esencial del fútbol, deviene ya en una parte más de todo un circo mediático en el que la polémica se aviva constantemente y se convierte en lo central. Además, una cierta tensión mejora el rendimiento deportivo, pero el exceso de tensión lo reduce y pienso que no hemos visto todo el potencial de ambos equipos precisamente por ese exceso de tensión que se ha generado en torno a estos partidos. Coincido con Pellegrini que ha apuntado en esta misma dirección.

Tanto nos hemos olvidado del juego que hasta un golazo tan increíble como el de Messi ha quedado totalmente relegado en la atención mediática y, quizás, de la de muchos aficionados. La polémica, las declaraciones, la revisión minuciosa de las jugadas discutidas para concluir si el árbitro acertó o se equivocó en esta o aquella decisión y , finalmente, las denuncias recíprocas de ambos clubes, se diría que son más importantes que el partido. En el fenómeno fútbol parece contar cada día menos el fútbol en sí mismo, el juego. Casi deviene en una excusa para montar en torno este deplorable circo y para generar negocio. Se genera y se consume información futbolística durante toda la semana y la faceta de deporte-espectáculo no da para tanto.

Como la polémica parece ser lo que más vende, tengo la convicción de que, en medida no desdeñable y creciente, se empuja al fútbol hacia una bronca permanente, como esos debates televisivos, amañados con fines comerciales, en que dos o más personas discuten a base de gritos y argumentos ramplones y que abundan en la telebasura. Aparte, algunos jugadores -como Beckham, Cristiano Ronaldo o Piqué- se convierten en objetivo constante de la prensa rosa. Se trata, además, de atraer al fútbol a personas a las que no les gusta este deporte. Hay que inflar el negocio.

Por favor, un poco de cabeza y de seny al respecto de la rivalidad futbolística. Volvamos a concebir el fútbol como un juego en el que el público e incluso los jugadores deben, ante todo, pasarlo bien. Quizás estamos sobrevalorando el hecho de ganar y de ahí vienen todos los males. Ganar una competición importante a todos nos alegra, pero en los Barça-Madrid se aprecia cierta dosis de odio y el que pierde parece sufrir doblemente, por la derrota en sí y porque el vencedor haya sido "el enemigo". Si vemos el fútbol con un poco de perspectiva y embridamos los excesos pasionales, nos damos cuenta de lo enfermizo que es percibir así un deporte, un juego, un espectáculo. Si aceptamos cualquier medio para ganar, el fútbol (y todo) se convierte en un lodazal, el ser humano en una basura y, al final, perdemos todos.

Concluye aquí la homilía del padre David, en la misa matinal de este viernes 29 de abril, día de Santa Catalina de Siena, Doctora de la Iglesia...





Epílogo para mis lectores más asiduos

Este blog está derivando más de lo previsto y deseado hacia el fútbol, pero es que este atracón de "clásicos" se sale de lo normal. En cuanto a las reseñas de libros, las escribo con estos recién leídos y mi capacidad lectora no da para más.

Por otra parte, la política creo aburre bastante últimamente o, al menos, a mi. Ni siquiera me estimuló la renuncia de Zapatero a la reelección. Considero, ante todo, que se iba a dar un gran "piñazo" y no quiere pasar por ese trago amargo. Hasta tal punto se preveía su deblacle que había movimientos internos en su partido para disaudirle de que se presentara, pues perjudicaba las expectativas electorales del PSOE. La cercanía de las municipales y algunas autonómicas por el momento tampoco me estimula a escribir. Apenas me llega, por ahora, algún eco lejano de las campañas y alguna imagen de esas típicas, y con frecuencia ridículas, de políticos mezclándose con la gente, con el pueblo, recorriendo nuestros pueblos y ciudades, estrechando manos, dando besos, sonriendo mucho, prometiendo un futuro mucho mejor si les damos nuestro voto a ellos y no a los otros, etc.

Algunos links a artículos sobre el partido de Champion's



Los que me han parecido más objetivos y acertados
Orfeo Suárez en El Mundo

José Samano en El País

Perspectiva madridista (y escrito con verdadera ira).
Jesús Alcaide en El Mundo


Perspectiva blaugrana
Paco Cabezas en El Mundo

lunes, 25 de abril de 2011

Real Madrid - F.C. Barcelona. 1-1 en liga y 1-0 final de Copa

El partido de liga (1-1) en el Bernabéu

El primero de los encuentros entre los dos grandes de España y, probablemente en estos momentos también entre los dos mejores equipos del mundo, perdió importancia a raíz de que el Real Madrid perdiera en su propio campo ante el Sporting de Gijón y que el Barça aumentara hasta 8 puntos la diferencia entre ambos. Para colmo con un 5-0 en el clásico en la primera vuelta, lo que prácticamente aseguraba que el golaveraje particular sería favorable al líder.

Vimos a un Real Madrid muy defensivo, totalmente replegado en su campo, el cual permitía al Barça iniciar cómodamente la jugada y confiaba su poder ofensivo a algún veloz contraataque aislado. El local salió pura y llanamente a no perder. Por su parte, el Barça se dosificó bastante. Consciente de que el empate le seguía dejando la liga en bandeja y de que a la vuelta de la esquina les esperaban a ambos equipos nuevos y decisivos enfrentamientos se mostró muy contemporizador, conformándose con la posesión del balón, sin buscar el gol con decisión. Messi estuvo muy prudente, aseguró ante todo su integridad física y soltaba el balón con rapidez.

El partido fue pródigo en jugadas polémicas en las áreas y el árbitro lo resolvió con ese criticable “oficio” arbitral que tiene a la compensación, especialmente cuando el primer penalti se señala a favor del equipo visitante. No admitió duda el penalti de Albiol sobre Villa, ni la expulsión del defensa, se ponga como se ponga el histriónico Mourinho, ya que evitó una ocasión manifiesta de gol. Las otras dos jugadas polémicas, la caída de Villa ante Casillas y la de Marcelo con Alves, son muy discutibles. A juicio de quien escribe ninguna de las dos fue penalti. Por tanto, las quejas de Mourinho sobre el arbitraje resultan, una vez más, ajenas a la realidad de los hechos. Pero no descubrimos nada nuevo. El entrenador portugués protesta por sistema. De ese modo, defiende su trabajo al que le añada el mérito de realizarlo contra las circunstancias y, sobre todo, va generando presión sobre los árbitros, ayudado por la parte del sector periodístico que no oculta su partidismo ni su militancia.

El Barça pudo rematar el partido con el 0-1 y un jugador más, pero se conformó con largas posesiones de balón y no buscó el gol con determinación. El Madrid hilvanó algún contraataque aislado, con esa velocidad endiablada que es marca de la casa, en especial la de Cristiano Ronaldo y Di María y en uno de ellos llegó la jugada en que el árbitro consideró que Alves había derribado a su compatriota Marcelo.

Tras el gol, ambos equipos se desinhibieron, se dejaron de táctica y dosificación. Hubo pique. Los locales se animaron con el gol y veían posible ganar, al fin, al Barça y encima remontando un 0-1 y con diez jugadores. Los visitantes se enrabietaron por que se les escapaba una victoria que estaba al alcance de su mano y la posibilidad de celebrar ya prácticamente el título de liga, aparte de ganar por tercera vez consecutiva al Real Madrid en su propio campo.


Final de la Copa del Rey, Real Madrid 1- F.C. Barcelona 0, Valencia, 20 de abril de 2011

Apenas cuatro días después llegó la final soñada, el enfrentamiento máximo del fútbol español y quizás el mayor duelo de clubes del fútbol mundial, pues en estos momentos el Barça y el Real Madrid son, a juicio de muchos, los dos mejores equipos del mundo.

El Real Madrid sorprendió de inicio ejerciendo presión en una posición mucho más adelantada que en el Bernabéu. Consiguió así atascar el juego del Barça, al que le costaba horrores sacar el balón jugado. A mayor abundamiento, el juego se interrumpía constantemente por las faltas y Pinto se mostraba mucho menos habilidoso que Valdés jugando el balón con los pies. El Barça no conseguía acercarse a la portería de Casillas y el Real Madrid en veloces contraataques lograba llevar gran peligro a la portería defendida por Pinto. La ocasión más clara fue un remate de cabeza de Pepe al interior del poste que se paseó en paralelo a la línea de meta. Se impuso en esa jugada la mayor estatura de los jugadores del Real Madrid que, a la postre, resultaría decisiva. Cristiano Ronaldo dispuso de algunas ocasiones que no acabaron en gol bien por falta de puntería del portugués, bien por aciertos de los defensas.

Tras el descanso el panorama cambió radicalmente, la presión del Real Madrid bajó mucho en intensidad y el Barça empezó a hilvanar su juego característico. No obstante, la ordenada y concentrada defensa del Real Madrid impedía que llegaran a su destino los inteligentes pases de los jugadores del Barça. Aun así, el dominio del Barça era tan claro que llegaron las ocasiones. Se señaló un milimétrico fuera de juego a Pedro en una jugada que acabó con un tiro de gol del canario. Después apareció Casillas desviando un tiro de Messi y sobre todo, sacando a córner con la punta de los dedos un ajustadísimo disparo cruzado de Iniesta. Una vez más, Casillas fue decisivo en el éxito del Real Madrid, impidiendo que el mejor momento del rival y de bache de su propio equipo decantaran la final del lado del Barça. Cuando se acercaba el final del partido, el Real Madrid se sacudió el dominio azulgrana y generó una buena ocasión de gol en un gran disparo de Di María con la pierna derecha desde el borde del área que Pinto sacó con la manos más retrasada, la izquierda, en su estirada hacia el palo derecho.

Se llegó a los 90 minutos con el resultado inicial. La balanza no se inclinaba hacia ningún lado. El choque era de intensidad máxima. El mejor juego había sido el del Barça en la segunda parte, pero el Real Madrid había tenido más ocasiones de gol. Pinto parecía más vulnerable que Casillas. El que marcara se llevaba el gato al agua. Ya se había visto con bastante claridad en los 90 minutos y en la prórroga era evidente. El Barça había dejado de dominar en los últimos minutos del partido y la prórroga estaba muy equilibrada cuando Di María se coló por la banda izquierda superando a Alves y realizó un gran centro hacia Cristiano Ronaldo que se elevó, superó al defensa en su salto y conectó un potente remate de cabeza en las cercanías del área pequeña, relativamente colocado, que Pinto no pudo detener. Queda la duda de si de Valdés podría haber parado ese remate. No fue ni mucho menos un fallo del portero, pero tampoco un remate imposible de parar. Durante el partido se notó, en general, que Pinto transmite menos seguridad que Víctor Valdés, así como las dificultades del meta portugués para jugar el balón con los pies. Asimismo, la defensa se muestra más sólida con Pujol y Abidal, dos ausencias muy importantes. El resto de la prórroga fue un baldío intento blaugrana de crear ocasiones de gol con un Real Madrid cerrado a cal y canto.

En definitiva, el Real Madrid se aseguró, al menos, un título esta temporada, consiguió su décimo octava Copa del Rey (le superan el Barça con 25 y el Athletic de Bilbao con 23), competición que se le resistía desde 1993. Pero, sobre todo, consiguió al fin batir a este Barça que parecía imbatible para los blancos y conseguir un rearme moral para el cruce que les espera en semifinales de la Champion’s, tercer y cuatro partido de esta apoteosis de los Barça-Madrid que vivimos esta primavera de 2011.

Vienen ahora las semifinales de Champions. El plato fuerte de esta primavera 2011 tan prolífica en enfrentamientos entre los dos principales equipos de España y, probablemente, del mundo en estos momentos. Un F.C. Barcelona que tendrá ganas de revancha tras su derrota en la Copa del Rey y que querrá confirmar su hegemonía en España y en Europa en los últimos años. Y un Real Madrid, C.F., con mayor confianza en sus posibilidades tras la conquista de la Copa del Rey, loco por acabar con la hegemonía blaugrana y por tratar de conseguir su décima Copa de Europa.

Os remito a lo que he escrito al respecto en SUITE101.NET y que, por razón del contrato que tengo suscrito con ellos, no puedo publicar aquí.



viernes, 8 de abril de 2011

La semana futbolística. Se acerca la apoteosis de los Barça-Real Madrid















    F.C. BARCELONA
vs.
REAL MADRID, C.F.




En apenas cinco días se han clarificado bastantes cosas. La liga, tras la sorprendente derrota del Real Madrid en el Bernabéu con el modesto Sporting de Gijón, toma claro color blaugrana. Por cierto, alguien que maneja los hilos desde el cielo debe haber dispuesto que sea Preciado quien le haya dado en los morros a Mourinho, después del rifirrafe que tuvieron en la primera vuelta. Ocho puntos de diferencia, más un 5-0 en el golaveraje particular, hacen que el Real Madrid debiera conseguir nueve puntos más que el Barça en lo que resta de liga (8 partidos, esto es, 24 puntos en disputa). La tarea se antoja sumamente complicada, pero creo que el Real Madrid no debería arrojar la toalla. Si pierde la final de Copa del Rey con el Barça y no gana la Champion's, de lo que le separan dos escollos muy complicados, previsiblemente el Barça y el Manchester United, volvería a quedarse otro año en blanco (tiene su gracia eso de que el Real Madrid se quede en blanco...). Sería el segundo gran fracaso de la segunda etapa de Florentino y un batacazo para el "proyecto Mourinho".

Por lo que respecta a la Champions' League, tanto Real Madrid como Barça han dejado vistas para sentencia en los partidos de ida sus respectivas eliminatorias. Nos esperan unas semanas que, salvo que suceda algo realmente impensable, pasarán a la historia del fútbol español como aquellas en que el mejor Barça de todos los tiempos y el Real Madrid de Mourinho se enfrentaron en el espacio de unas pocas semanas cuatro veces en tres competiciones distintas. Un auténtico empacho, atracón o sobredosis de Barça-Madrid. Si uno de ellos se llevara las tres competiciones lograría una gesta de esas que se recuerdan durante décadas.

El último enfrentamiento en Copa de Europa entre el Real Madrid y el Barça tuvo lugar en la ronda de semifinales en abril/mayo de 2002. El Real Madrid venció en la eliminatoria tras ganar 0-2 en el Nou Camp en el partido de ida y empatar a 1 en el Bernabéu. En la temporada 1960-61 se enfrentaron en octavos de final con victoria del Barça (2-2 en la ida en el Bernabéu y 2-1 en la vuelta en el Nou Camp).  La temporada anterior, 1959-60, se enfrentaron en las semifinales de la Copa de Europa y se clasificó el Real Madrid con dos victorias por 3-1 en ambos partidos.





De lo sucedido esta semana en Champions' cabe destacar sin duda la amplia victoria a domicilio del "Spanish Schalke" (Raúl, Jurado y Escudero) frente al Inter de milán, actual campeón de la competición. Raúl, que marcó uno de los goles y fue, pese a su veteránía, el jugador que más distancia recorrió en ese partido, vuelve a ser el máximo goleador de la competición por delante de Inzaghi.



Por su parte, el Manchester United obtuvo un valiosísimo 0-1 en el campo del Chelsea gracias a un gol de Rooney. Torres sigue sin marcar y el árbitro, el español Undiano Mallenco, se comió un claro penalti a favor de los locales.

Nos esperan unas semanas sumamente intensas en lo futbolístico en las que la rivalidad entre Barça y Madrid alcanzará sus cotas más altas. Esperemos que los partidos respondan a lo que cabe esperar de esos dos grandes equipos, muy probablemente los dos mejores equipos del mundo en estos momentos (aunque sólo lo ha demostrado en cuanto a títulos el Barça), que reine la deportividad y que no se vuelvan a producir escenas como la de Sergio Ramos en el Camp Nou, desquiciado, haciendo una entrada canallesca que dio lugar a su merecida expulsión y empujando, fuera de sí, a cuantos azulgranas se cruzaban en su camino hacia el vestuario.

Reseña de libros: "Excentricidades de una chica rubia y otros cuentos" de Eça de Queiroz


Hará cosa de tres o cuatro años llegué al genial escritor portugués José María Eça de Queirós (Póvoa de Varzim 1845- París 1900). Fue por recomendación de Borges. Más concretamente, por su “Biblioteca Personal”, una exquisita recopilación de prólogos publicada por Alianza Editorial, en su colección “Biblioteca Borges”). El maestro argentino, prodigioso acuñador de frases memorables, dijo de Eça de Queirós que "fue esa cosa un tanto melancólica: un aristócrata pobre". Desconocido en vida fuera de Portugal, la crítica internacional lo consagró después entre los más grandes de su tiempo. Al igual que Óscar Wilde, Eça de Queiroz murió en París en el año 1900, lo que hizo decir a Borges "que yo se sepa, nunca se conocieron, pero se hubieran entendido admirablemente".

Anteriormente leí de este mismo autor ”El Crimen del Padre Amaro” y “la Reliquia”. Primero “La Reliquia”, con la que me topé en una biblioteca pública, que es una novela plena de fina ironía cuyo protagonista aparenta una vida de devoción y lleva en realidad una vida absolutamente disoluta. Tanto me gustó que en un viaje a Portugal, en una librería de lance, me compré una edición en portugués, cuya lectura he intentado alguna vez, sin conocimiento previo de "la lengua lusitana", pero he abandonado superado por la tarea. Después, ya devoto de este escritor portugués, me compré, cómodamente traducida al castellano, “El Crimen del Padre Amaro”. La pude leer de corrido en dos días,  por una gripe que terminé por agradecer, y me pareció una obra maestra. Sentí que me encontraba ante uno de los mejores novelistas del siglo XIX y que su  fama quedaba muy por debajo de sus merecimientos. 

Mi tercer contacto con Eça de Queirós es esta colección de cuentos titulada “ Excentricidades de una chica rubia y otros cuentos”, editada por Siruela/Colección Escolar de Filosofía, la cual contiene el interesante complemento “invitación y actividades”, de Ángel Salazar Oliva, pensado para fines escolares, pero del que también puede beneficiarse el lector común. No digo que se ponga a hacer deberes, pero aparte de que la introducción histórica y biográfica es una lograda síntesis, las actividades propuestas son un ejercicio interesante para ver qué poso nos ha dejado la lectura y comprobar que, incluso recién terminado de leer un libro, recordamos lo leído mucho peor de lo que desearíamos. Algún afortunado habrá que tenga una excelente memoria, pero quizá se ponga el listón más alto y, como todos los demás, lamente no recordar más y mejor lo leído.

Como ya expuse en alguna reseña anterior, una regla que sigo es la de no revelar detalles sobre la trama argumental de los libros que comento. Procuro siempre no privar a quien no haya leído la obra de lo que cabría llamar el factor sorpresa. Trato de evitar, por supuesto, que el lector sepa desde el principio lo que va a pasar e incluso que tenga una parte importante de la clave para interpretar con certeza cuanto va ocurriendo. Así, si decidiera leer la obra reseñada, tendrá el disfrute intelectual de ir estableciendo sus propias conjeturas, las cuales irá  confirmando, precisando o rectificando según avanza en la lectura y van sucediendo o revelándose nuevos acontecimientos o datos, del mismo modo que quien aborda la lectura sin ninguna información previa. La tentación de hacerlo es especialmente fuerte en una obra en que se cuentan múltiples y muy variadas historias y en la que la generalización se complica; pero ¡resistiré !

Los cuentos de Eça de Queiroz abordan cuestiones imperecederas y universales. Tiene un don especial para penetrar en el alma humana y presenta magistralmente conceptos opuestos como idealismo y realismo, creencias auténticas e impostura, apariencia y realidad, tradición y modernidad, lo noble y lo ruin, mito y creencia racional, la belleza y la fealdad, dilemas morales, amor idealizado y amor carnal, pragmatismo y fantasía, delirio y cordura, egoísmo y generosidad, austeridad y avaricia, el campo y la ciudad, la civilización como mejora del ser humano o como perversión moral del buen salvaje. A partir de las situaciones en que se encuentran los personajes y su conducta, Eça de Queirós va introduciendo ideas filosóficas de gran hondura, aparte de elementos costumbristas y, en algunos casos, exóticos. En general, los relatos se enmarcan en el realismo, pero hay alguno incluso de clara inspiración romántica, que recuerda a las leyendas de Gustavo Adolfo Bécquer.

Eça de Queirós tiene un estilo de gran belleza, deslumbrante por momentos. Las descripciones con las que nos presenta situaciones y personajes tienen mucha fuerza y los problemas que plantea son en los vivimos inmersos los seres humanos de todos los tiempos en nuestra ardua tarea de dotar de sentido a la vida. En definitiva, se trata de una gran obra por la calidad literaria del estilo y la radicalidad de las cuestiones abordadas.

Para saber más sobre José María Eça de Queirós:



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Nota para cinéfilos

Su libro El crimen del padre Amaro fue base para una película mexicana del año 2002 de igual título. Dirigida por Carlos Carrera y protagonizada por Gael García Bernal y Ana Claudia Talancón. La película traslada la historia de Queirós al México actual. Fue nominada al Oscar como mejor película extranjera y al Globo de Oro en la misma categoría. En el Festival de Cine de La Habana obtuvo el premio de mejor guión Vicente Leñero. 

Recientemente, ha sido motivo de inspiración: el cineasta Manuel de Oliveira, con el apoyo de la Televisión de Catalunya, llevó a la pantalla grande el cuento de Eça "Singularidades de Una Chica Rubia" (2009).