jueves, 24 de febrero de 2011

"El Sueño del Celta", crítica de la última novela de Mario Vargas Llosa


Reseña, crítica, recensión o comentario de la novela "El Sueño del Celta" de Mario Vargas Llosa. Una valoración personal de la última novela publicada hasta el momento por el ganador del Premio Nobel de Literatura de 2010.


LIBROS - EL SUEÑO DEL CELTA




He leído una gran parte de la obra de Mario Vargas Llosa y hasta el momento todas sus novelas, sus relatos y ensayos literarios me habían resultado siempre apasionantes, brillantes, llenos de vida y plenos de ingenio.

Sus artículos en prensa, que he seguido menos, han tenido con frecuencia la virtud del esclarecimiento. Me han hecho ver con nitidez, de manera más ordenada, completa y coherente, ideas u opiniones que, muy a menudo, se encontraban previamente en mi cabeza, pero de manera más confusa, sin haber logrado, digamos, “la fórmula” que su prosa certera y bella es capaz de darles, incluso en el corto espacio de un artículo. Por otra parte, cuando trataban de realidades lejanas a mi experiencia y bien conocidas por el escritor (p.ej. Hispanoamérica o América latina, como dice él) me han resultado reveladores. Han abierto mi mente a realidades que ignoraba o de las que apenas tenía una idea muy vaga y superficial. También sus opiniones literarias, sus pensamientos o reflexiones sobre la literatura me han parecido excepcionalmente agudos, penetrantes, así como que los expone con una prosa que embelesa al lector y que lo amarra al texto haciéndole desear que aquel no acabe nunca.  

Las novelas me han atrapado porque me permitían penetrar en la forma de ser de los personajes, no por una descripción directa de la misma, sino por el mucho más atractivo y eficaz método indirecto, de que sus acciones, sus reacciones, su manera de relacionarse con otras personas, su habla, fueran mostrando su personalidad. Se me hacían progresivamente personas cercanas en cuya vida me metía. No eran clichés, prototipos o arquetipos, como ocurre con los personajes de los malos escritores, sino personas enteras, acabadas, completas, con sus matices, su singularidad y sus contradicciones, cuya realidad se nos hacía tan patente —si no más, por la agudeza de análisis de Mario Vargas Llosa— que las de las personas de carne y hueso con las que nos relacionamos.

Asimismo, las circunstancias históricas, políticas y sociales, por lo general muy opresoras en sus novelas, las iba descubriendo y asimilando, sintiéndolas como propias, según iban cayendo las páginas e iba descubriendo sus perversos mecanismos, su manera de “joderle” la vida a la gente. La “cartografía del poder” creo que han llamado los señores de la Academia Sueca, que al fin han tenido a bien darle el merecido Premio Nobel de Literatura, a como Vargas Llosa descubre, desentraña y muestra el influjo de la política, de la dinámica y del entramado de cada sociedad sobre el devenir vital de los individuos concretos.

Y siempre me apetecía leer más y más. Cuando me acercaba al final tenía un sentimiento contradictorio. Ansiaba, de una parte, conocer el final, más que por el hecho o el dato final, por tener la clave de la interpretación del conjunto de la obra. Pero, por otra, lamentaba que el disfrute, el gozo que la lectura me procuraba se me fuera a acabar. Asimismo, cada pocas páginas me topaba con alguna formulación verbal, con una manera de describir algo o de condensar una idea, que me causaba una honda admiración por su precisión, originalidad o brillantez.

Sin embargo, nada de todo ello me ha pasado con “El Sueño del Celta”. La sensación predominante que he tenido al leerla ha sido el tedio. El protagonista me resultaba ajeno y lejano en casi todo momento. Es probable que, en parte, sea debido a que a los descreídos hombres contemporáneos nos resulte difícil ponernos en la piel de alguien que llegó a estar absolutamente convencido de que el hombre blanco iba a llevar el progreso intelectual y material a África o vibrar con la esperanza de la independencia de Irlanda y los primeros intentos de lograrla; pero creo que también hay una parte considerable que es atribuible a la deficiente construcción del personaje (Roger Casement). El caer de las páginas ha tenido más de deber que de diversión. La obra me ha parecido más una biografía que una novela y una biografía aburrida, pues las hay que te atrapan. Además, han sido muy escasas las líneas en que la prosa me ha sorprendido o admirado, o en las que me he encontrado con una frase de esas redondas, que te hacen frenar en la lectura, volver unos pasos atrás, releerlas varias veces y que resuenan en tu cabeza como si las oyeras en voz alta.

Dice el saber popular que un mal día lo tiene cualquiera y que hasta el mejor escribano echa un borrón. Pues bien, “El Sueño del Celta” es, a mi juicio, el mal día y el borrón de Mario Vargas Llosa. Esperemos que vuelva pronto por la senda del genio literario. Me duele que sea precisamente esta la novela en que no ha estado a la altura del resto de su obra porque soy un gran admirador suyo y ahora, al rebufo del Premio Nobel, serán legión, en todo el mundo, los que se acerquen a su obra y quienes le conozcan por “El Sueño del Celta” se van a formar, probablemente, un juicio que no se corresponde con su indiscutible genialidad literaria y, sobre todo, puede que no se animen a leer ninguna otra de sus obras. Poner el listón tan alto, como viene poniéndolo él, tiene estos inconvenientes. Si habláramos de otro escritor, quizás diríamos que es una novela discreta, pero tratándose de Vargas Llosa, considerando el gran valor literario que ha presentado siempre su obra, se trata de una mala novela.

http://www.alfaguara.com/es/libro/el-sueno-del-celta/

http://www.casadellibro.com/libro-el-sueno-del-celta-/1804625/2900001404784

Uno al que le gustó menos que a mi...

Hablando de lecturas, no os perdáis lo último en el fomento de la lectura. Nada de bibliotecas públicas, ni bibliobús, ni bibliometro, ni campañas publicitarias ensalzando las virtudes de los libros...

¡Qué aprendan el Ministerio de Cultura y demás autoridades del ramo! ¡Así se estimula al personal a leer!

2 comentarios:

Sap dijo...

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Amigo David CG:

Muchas gracias a ti por la respuesta brillante que me dirigiste en el blog de Muñoz Molina a propósito de mi entusiasmo por la lectura de "Conversación en La Catedral" y por la esclarecida reseña que ahora conozco de este "El sueño del celta" que no he leído.

Te confieso que como persona, Vargas Llosa me resulta estomagante en exceso, pero casi toda su obra me compensa del notable y perturbador tamaño de sus dientes. Un relato suyo marcó mi juventud lectora: "Los cachorros", y sólo por él tendré que estarle toda la vida agradecido.

Saludos.
Sap.
:-)

David dijo...

SAP

Me alegro de que te haya gustado esta reseña y gracias por haber dejado este comentario.

A mi Mario Vargas Llosa me cae bien. No obstante, cuando alguien se convierte en una figura mundial y despierta una especie de respeto reverencial; se le rinde constante pleitesía; se le premia u homenajea por doquier y sus palabras se toman como oráculos,la persona tiende a desaparecer y a ser sustituida por el personaje. Algo de eso está produciéndose con MVLL, especialmente después de que le hayan premiado con el Nobel.

Las veces que le he visto y escuchado me ha parecido que también oralmente, en la conversación, es brillante; pero las filias y fobias o, sin ir tan lejos, los sentimientos de simpatía hacia las personas son, a menudo, difícilmente explicables, incluso para nosotros mismos.

Bastantes de las opiniones de MVLL me parecen muy acertadas, y casi siempre excepcionalmente expuestas, aunque quizá tenga un exceso de fe en las bondades del liberalismo económico, como corresponde a un converso. Pero el sabe mejor que nosotros, los europeos, los estragos que pueden producir las ideologías marxistas, con sus ensoñaciones colectivistas y estatalizadoras, así como todas las formas de totalitarismo. Bueno, los españoles no estamos tan desavisados, pues no hace tanto tiempo que vivimos bajo un régimen autoritario.

Veo que eres muy sensible a los atributos físicos. En este caso, al tamaño de los dientes.

En todo caso, como escritor creo que MVLL es un fuera de serie y como lector eso es lo que me importa, muy por encima de todo lo demás.

Saludos,

David