jueves, 28 de abril de 2011

Semifinal de Liga de Campeones (ida), Real Madrid 0 – F.C. Barcelona 2, Estadio Santiago Bernabéu, 27 de abril de 2011

El Real Madrid y el F.C. Barcelona disputaron anoche en el Bernabéu el partido de ida de las semifinales de Champion’s League 2011, el tercero de sus cuatro partidos de esta primavera. La victoria por 0-2 -ambos goles de Messi, el segundo de gran belleza-, ha dejado la eliminatoria muy bien encarrilada para los de Guardiola. Ha habido dureza y acritud en el campo y fuera de él, previa y posterior al partido. Algunas reflexiones a propósito de este maratón de Madrid-Barça, nada menos que 4 partidos en 17 días.


La de anoche fue la tercera entrega de los cuatro enfrentamientos en menos de tres semanas que se van a disputar entre los dos grandes del fútbol español y, probablemente, del mundo en estos momentos (con permiso del Manchester United que también es otro gigante). En liga empataron a 1-1 en el Bernabéu, lo que dejó el tercer título consecutivo de liga a tiro de piedra para el Barça. En Copa se impuso el Real Madrid por 1-0, en un igualadísimo encuentro, consiguiendo su primera Copa desde el ya lejano 1993. La ida de Champion’s League deja al Barça con pie y medio en la final de Wembley que, salvo sorpresa superlativa, disputará el Manchester United, que dio un baño al Schalke 04 de Raúl y Jurado al que ganó por 0-2. Por cierto, que si el Barça gana la Liga, como parece que sucederá, volveremos a tener "clásico" en el comienzo de la temporada 2011/12 en la Supercopa de España que se disputa a doble partido.

Se ha escrito mucho y bien sobre el partido de anoche. Hay artículos desde el forofismo y otros desde la objetividad, aunque siempre se noten los colores. Al final acompaño algunos links. No tendría mucho sentido que desde este modesto blog añada una crónica más. Ya he compartido con amigos y familiares nuestra respectiva visión del partido, mi opinión sobre la conducta de unos y otros, sobre las tácticas, la genialidad de Messi, la expulsión de Pepe, las demás jugadas polémicas, la trifulca del descanso, las declaraciones previas y posteriores de Mourinho y de Guardiola, etc.


Resumiendo mucho (las valoraciones)

Los que ganaron lo consideran mérito propio, los que perdieron producto de la influencia del árbitro en el desarrollo del partido; los que ganaron entienden que la expulsión de Pepe fue justa y consecuencia de la agresividad con que se viene empleando el Real Madrid en estos clásicos y prescrita desde el banquillo; los que perdieron apuntan a un reiterado favoritismo arbitral hacia el Barça; los que ganaron consideran que su manera de jugar es la mejor posible y la que hace grande al fútbol y que el rival buscó el empate a cero en su propio campo; los que perdieron que toda táctica es lícita y que iban a atacar al final, pero el árbitro lo impidió; Mourinho vuelve por sus fueros (provocación previa, protestas en la banda, vagas denuncias de supuestas conspiraciones, desacreditación de la victoria del Barça, remontándose a cuanto sea preciso, intento de desvalorización preventiva de la consecución de una futura cuarta Copa de Europa por el Barça, etc.) y Guardiola, por los suyos, ceñirse al juego y evitar entrar en el cuerpo a cuerpo con su peculiar colega portugués, tras haberse salido de sus casillas en las vísperas, con un discurso agrio, de nota victimista y hasta con algún ribete nacionalista.


La rivalidad entre Real Madrid y Barça, exacerbada por los últimos partidos

He vivido el enfrentamiento, dentro de límites razonables, de amigos, familiares, padres e hijos, maridos y mujeres que militan en bandos opuestos, así como la alegría y la tristeza, que se han alternado, además. El fútbol es un deporte que genera fuertes tensiones y la rivalidad histórica entre el Barça y el Real Madrid, más lo decisivo y frecuente de los últimos choques, no hacen sino multiplicar ese efecto. Pero uno llega a preguntarse si no se nos va de las manos a los españoles “el tema”, si somos incapaces de entender bien la rivalidad, si hay en nosotros demasiado ardor y cainismo, si por estas latitudes (y en muchas otras) ha desaparecido todo aprecio del “fair play”, si todos damos por buena la victoria, o hasta la exigimos, a cualquier precio y nos hemos convencido de que el fin que deseamos justifica cualesquiera medios.

Incluso adorando este deporte-espectáculo-industria universal y creciente que es el fútbol (por la parte de deporte-espectáculo, pues la de negocio me importa poco), uno se pregunta si no es hora, ante todo, de serenar los ánimos, poner un poco de razón y darnos cuenta de que hablamos de un juego, de un pasatiempo, de algo concebido para el entretenimiento y el disfrute. El fútbol, es innegable, tiene un componente importante de lucha, de enfrentamiento, por lo opuesto de los objetivos, y las rivalidades fuertes  pueden ser un aliciente añadido; pero cuando la rivalidad degenera en odio y en violencia, el fútbol se convierte en una excusa para sacar lo peor del ser humano. Afortunadamente, las cosas hasta el momento han transcurrido con normalidad fuera del terreno de juego y de las ruedas de prensa.

No me siento con ganas de entrar en la polémica y no tengo ganas de contribuir —aunque sea desde la modesta tribuna de este blog— a más enfrentamiento. Tampoco quisiera incurrir en el fácil recurso de igualar totalmente la responsabilidad de unos y otros porque, creo, que un espectador imparcial y desapasionado no las vería iguales, al menos no hasta el momento, y a la vista de las declaraciones y comportamientos en el campo y en las ruedas de prensa apuntaría, pienso, más a Madrid que a Barcelona, aunque falta un partido que tanto en el campo (poco probable) como en la grada (más probable) podría cambiar esta percepción. Pero es indiscutible que ninguno de los dos clubes en sentido amplio (jugadores, entrenadores, medios afines, aficiones, etc.) están exentos de culpa.

En la rivalidad Barça-Real Madrid se juntan muchos factores, parte de ellos ajenos al fútbol y espurios, y excede de mi propósito (quizá también de mi capacidad) analizarlos. Simplemente, quiero apuntar si no habrá llegado ya el momento de poner un poco de mesura en esto, de recordar que el fútbol es un juego, una diversión y volver a poner el centro de atención en el juego en sí mismo, así como de comportarnos con, al menos, una cierta dosis de ética o moral y de civismo. Pedir fraternidad entre dos equipos rivales sería a todas luces excesivo y naïve, pero es una palabra que ha venido ahora mismo a mi memoria. Serán cosas de haber estudiado en un colegio de curas, aunque también los revolucionarios franceses, poco amigos de las sotanas, postulaban la fraternidad universal.

Ojalá que el partido que falta, con todos sus hechos previos y posteriores, cambie las cosas, pero me temo que no será así. El post-partido de Champion’s está resultado más tenso incluso que el previo, a pesar de que la balanza está muy inclinada.

Un añadido a mi artículo de ayer.

Si el Teletexto de TVE informaba bien anoche, ambos clubes se han denunciado ante la UEFA, es decir, que sigue creciendo la tensión. De lo sucedido en este partido, sólo considero realmente fuera de lo ordinario y digno de la que UEFA entre de oficio a analizar si hay que sancionar o no, la tángana entre Pinto, Arbeloa y Chendo en las cercanías del túnel de vestuarios y las declaraciones de Mourinho en las que consideraba adulterada la competición.

Me parece lamentable que Real Madrid y Barça se enzarcen ahora en una guerra de despachos, acrecentando la tensión entre ambos clubes, enrareciendo más aún el ambiente del partido de vuelta y, sobre todo, convirtiendo el fútbol en una guerra total.

Como véis, la atención se desvía más a lo que sucede fuera del terreno de juego. Parece que el juego, el partido, que es lo esencial del fútbol, deviene ya en una parte más de todo un circo mediático en el que la polémica se aviva constantemente y se convierte en lo central. Además, una cierta tensión mejora el rendimiento deportivo, pero el exceso de tensión lo reduce y pienso que no hemos visto todo el potencial de ambos equipos precisamente por ese exceso de tensión que se ha generado en torno a estos partidos. Coincido con Pellegrini que ha apuntado en esta misma dirección.

Tanto nos hemos olvidado del juego que hasta un golazo tan increíble como el de Messi ha quedado totalmente relegado en la atención mediática y, quizás, de la de muchos aficionados. La polémica, las declaraciones, la revisión minuciosa de las jugadas discutidas para concluir si el árbitro acertó o se equivocó en esta o aquella decisión y , finalmente, las denuncias recíprocas de ambos clubes, se diría que son más importantes que el partido. En el fenómeno fútbol parece contar cada día menos el fútbol en sí mismo, el juego. Casi deviene en una excusa para montar en torno este deplorable circo y para generar negocio. Se genera y se consume información futbolística durante toda la semana y la faceta de deporte-espectáculo no da para tanto.

Como la polémica parece ser lo que más vende, tengo la convicción de que, en medida no desdeñable y creciente, se empuja al fútbol hacia una bronca permanente, como esos debates televisivos, amañados con fines comerciales, en que dos o más personas discuten a base de gritos y argumentos ramplones y que abundan en la telebasura. Aparte, algunos jugadores -como Beckham, Cristiano Ronaldo o Piqué- se convierten en objetivo constante de la prensa rosa. Se trata, además, de atraer al fútbol a personas a las que no les gusta este deporte. Hay que inflar el negocio.

Por favor, un poco de cabeza y de seny al respecto de la rivalidad futbolística. Volvamos a concebir el fútbol como un juego en el que el público e incluso los jugadores deben, ante todo, pasarlo bien. Quizás estamos sobrevalorando el hecho de ganar y de ahí vienen todos los males. Ganar una competición importante a todos nos alegra, pero en los Barça-Madrid se aprecia cierta dosis de odio y el que pierde parece sufrir doblemente, por la derrota en sí y porque el vencedor haya sido "el enemigo". Si vemos el fútbol con un poco de perspectiva y embridamos los excesos pasionales, nos damos cuenta de lo enfermizo que es percibir así un deporte, un juego, un espectáculo. Si aceptamos cualquier medio para ganar, el fútbol (y todo) se convierte en un lodazal, el ser humano en una basura y, al final, perdemos todos.

Concluye aquí la homilía del padre David, en la misa matinal de este viernes 29 de abril, día de Santa Catalina de Siena, Doctora de la Iglesia...





Epílogo para mis lectores más asiduos

Este blog está derivando más de lo previsto y deseado hacia el fútbol, pero es que este atracón de "clásicos" se sale de lo normal. En cuanto a las reseñas de libros, las escribo con estos recién leídos y mi capacidad lectora no da para más.

Por otra parte, la política creo aburre bastante últimamente o, al menos, a mi. Ni siquiera me estimuló la renuncia de Zapatero a la reelección. Considero, ante todo, que se iba a dar un gran "piñazo" y no quiere pasar por ese trago amargo. Hasta tal punto se preveía su deblacle que había movimientos internos en su partido para disaudirle de que se presentara, pues perjudicaba las expectativas electorales del PSOE. La cercanía de las municipales y algunas autonómicas por el momento tampoco me estimula a escribir. Apenas me llega, por ahora, algún eco lejano de las campañas y alguna imagen de esas típicas, y con frecuencia ridículas, de políticos mezclándose con la gente, con el pueblo, recorriendo nuestros pueblos y ciudades, estrechando manos, dando besos, sonriendo mucho, prometiendo un futuro mucho mejor si les damos nuestro voto a ellos y no a los otros, etc.

Algunos links a artículos sobre el partido de Champion's



Los que me han parecido más objetivos y acertados
Orfeo Suárez en El Mundo

José Samano en El País

Perspectiva madridista (y escrito con verdadera ira).
Jesús Alcaide en El Mundo


Perspectiva blaugrana
Paco Cabezas en El Mundo

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